Pénjamo, Guanajuato.- Los campesinos en el municipio de Pénjamo coinciden en que sembrar maíz ya no es negocio rentable. El año pasado, la escasez de agua devastó sus cosechas, y el gobierno no proporcionó ningún apoyo económico, lo que obligó a muchos a vender sus animales para cubrir los gastos básicos para ellos y sus familias.
Crisis y falta de apoyo
El año pasado, la falta de agua en la región resultó en pérdidas significativas para los agricultores. A pesar de la difícil situación, los campesinos supuestamente no recibieron ayuda del gobierno; Francisco Hernández, un agricultor local, comentó que “vendimos nuestros animales para poder sacar los gastos”.
Panorama actual
Las recientes lluvias auguran una mejor temporada en comparación con el año anterior. Sin embargo, los agricultores siguen enfrentando el problema de que el maíz es “mal pagado”, lo que no les permite cubrir sus costos de producción, dijo Francisco Hernández.
Costos de producción
Los campesinos detallaron que la inversión por hectárea es variable dependiendo de cada uno y sus necesidades; el costo de la bolsa de semillas es aproximadamente de 3 mil pesos, sumando otros 2 mil pesos por el rastreo y labores preparatorias, 9 mil pesos adicionales para fumigación y abono, dando un total de 14 mil pesos por hectárea.
Actualmente, los productores de maíz recibieron abono que ayudó a reducir los gastos en unos 3 mil pesos por hectárea, pero, aun así, el precio de compra del maíz sigue siendo bajo, por lo que les genera pérdidas en lugar de ganancias.
Injusticia en el mercado
Francisco Hernández destacó la “injusticia” en los precios del mercado, “nos pagan el kilo de maíz a 5 pesos, lo que no cubre nuestros costos. No se explica cómo a nosotros nos lo compran barato y luego lo venden caro, al menos al doble”.
Persistencia por necesidad
A pesar de las dificultades, los campesinos de Pénjamo continúan sembrando maíz para alimentar a sus animales y a sus familias. Francisco concluyó, “aunque el campo ya no es negocio para nosotros, lo seguiremos haciendo para darles de comer a nuestros animales y a nuestras familias”. Entre los animales que más tienen se encuentran las reses, y parte de la cosecha se destina a moler para su alimentación, mientras que otra parte se utiliza para los gastos familiares.