“Quien comparte bajo los principios
de la educación permanente jamás
se queda con menos, siempre es más”.
De: Proclama de Educación Permanente. Abel Pérez Rojas
Opinión.- Nuestras vidas están llenas de pequeños eventos, que al quedar en el anonimato no repercuten en la esfera social. Si usted está realizando algo en bien de la sociedad le aconsejo que lo haga público de la manera que juzgue conveniente, créame que a más de uno le inspirará y le sacará de la comodidad.
Comunicar lo que hacemos puede llevar a la transformación de nuestra realidad, al cambio de las políticas públicas, a la revolución conceptual y a la reconciliación con nuestra profunda consciencia. Apelo a la ética, de ninguna manera a la fatua presunción; porque compartir lo que hacemos adquiere una fuerza que sólo lo social puede dar.
La inteligencia colectiva es aquella que surge a partir de la interrelación y colaboración de muchos seres de la misma especie, de ese fenómeno brota una voluntad colectiva que se traduce en ánimo para impulsar propósitos asumidos por un colectivo de individuos.
Es el caso de los proyectos que tienen por fin el progreso de la humanidad.
Es por eso que hay casos incontables de acciones que inician como una pequeña piedra lanzada al inmenso espacio, pero que se convierten en bolas de nieve que desatan avalanchas de proporciones inusitadas.
Mahatma Gandhi, el padre de la desobediencia civil pacífica -considerado como uno de los seres más brillantes del siglo XX- expresó alguna vez en relación con lo que vengo abordando:
“Dicen que soy héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos”.
Todos juntos -o al menos más que uno- pueden mover situaciones anquilosadas por la apatía y desorganización de las personas buenas.
Hace unos días, cuando cobijados por el hermanamiento entre barrios educadores de Puebla, Oaxaca y Veracruz, inauguramos en la capital poblana las microbibliotecas Naty Rojas (goo.gl/yv613z) y Felipe Matías Velasco (goo.gl/5DBRQU), quedaron muy lejanos los pensamientos negativos que nos hacían dudar de tal cometido.
Una serie de ideas socializadas habían tomado cuerpo y eso le había dado fuerza a la iniciativa para que ésta cobrara vida.
Porque desde una visión simplista y apática pareciera que las microbibliotecas son sólo unos cuántos canceles con unos pocos libros ¿no es esto ridículo ante las obras fastuosas que suelen presumir los políticos ansiosos de votos? ¿No acaso muchas bibliotecas particulares están mejor dotadas que tres repisas y menos de un centenar de libros?
Y ¿qué decir de las grandes masas que abandonan el papel impreso para preferir el ciberespacio?
Pero, la orientación social de esa y otras iniciativas las saca avante… porque, compartir lo que vale la pena ser imitado y mejorado, motiva a quienes las emprenden y hacen visibles historias de quienes nos antecedieron.
Hoy a poco más de ocho días de inaugurados los espacios de lectura leo las notas en redes sociales y periódicos de los escritores y artistas asistentes de Oaxaca y Veracruz y me pregunto ¿Por qué no iniciamos antes? ¿Cuántas iniciativas positivas pasan desapercibidas por no hacerlas pública?
¿Qué socializaría usted?