Albert Ebossé, delantero camerunés del JS Kabylie, perdió la vida tras recibir el brutal impacto de un objeto lanzado desde las gradas del Estadio 1 de Noviembre, bautizado así en honor de una fecha histórica de la revolución argelina.
El Kabylie había caído en casa (1-2) ante el USM Alger, el otro clásico argelino, y la ira se apoderó de la hinchada al término del partido. Enfurecidos, los aficionados arremetieron contra los futbolistas, que enfilaban ya el túnel de vestuarios. Algunos de ellos consiguieron esquivar los palos, piedras y otros proyectiles que llovían desde la tribuna. No así Ebossé, alcanzado por uno de ellos. Cayó a plomo sobre el césped y de inmediato fue trasladado al hospital universitario de Tizi-Uzu, una región bereber ubicada en la Gran Cabilia, al norte de Argelia. Pese a los intentos por reanimarle, falleció como consecuencia del traumatismo craneoencefálico, que a su vez le originó una lesión irreversible en el cuello.
Tenía 24 años y un porvenir futbolístico que invitaba al optimismo. Antes de caer en Argelia había jugado en tres equipos de Camerún y había tenido una aventura de un año en Malasia. Artillero de olfato, el curso pasado se proclamó máximo goleador del campeonato con 17 dianas en 31 partidos. En el presente contabilizaba dos. Una de ellas, la última, la endosó precisamente en la noche que volvió a descubrir el reverso más trágico del fútbol africano. La celebró con efusividad, puesto que en las horas previas, antes de calzarse las botas, había sido padre de un niño.
La muerte de Ebossé, aleatoria, fría y cruel, ha provocado una fuerte conmoción en Argelia. Un elevado número de fans y sus compañeros de equipo se agolparon en el hospital nada más conocerse el fallecimiento. Ahora, el Ministerio del Interior y la Administración Local han abierto una investigación con el objetivo de localizar al autor de la pedrada y las autoridades estudian interrumpir la competición. Además, el recinto del JS Kabylie, con capacidad para 20,000 espectadores, ha sido clausurado hasta nueva orden.
“Es un desastre para nuestro deporte”, lamentó el presidente de la Liga, Kerbadj Mahfoud. “El fútbol no puede ser el caldo de cultivo para el gamberrismo de ningún tipo. Esperamos sanciones ejemplares contra este grave acto de violencia. La violencia no tiene cabida aquí” aseguró.