Irapuato, Guanajuato.- En el bullicioso tianguis de la colonia Benito Juárez, en Irapuato, hay un puesto que brilla entre los demás. No por luces ni por adornos extravagantes, sino por la sonrisa y la energía de quien lo atiende: Julio César Camacho, mejor conocido como “El Pachangas”.
“¡Si somos pachangueros, pura calidad!”, grita con entusiasmo mientras acomoda los jitomates y bromea con los clientes. A su lado, su esposa Melisa ríe con complicidad, porque para ella la frase no es solo un eslogan, sino un reflejo de su día a día. “En nuestra familia todos somos pachangueros”, asegura entre risas mientras cobra a una señora que lleva chiles y calabazas.
Pero detrás de las risas y los precios bajos hay una historia de lucha. Hace dos años, Julio dejó su oficio de mecánico. El embarazo de alto riesgo de Melisa lo llevó a tomar una decisión que cambió sus días: cuidar de su esposa y de sus hijos pequeños mientras comenzaba una nueva aventura en el comercio.
“Afortunadamente mi hijo y mi esposa están bien, pero pues debido a esto comenzamos la venta de verduras lo que me permitió atender a mi esposa e hijos, y así fue como comencé este camino del comercio”, cuenta mientras despacha dos kilos de jitomate por 15 pesos.
En su puesto todo es calidad y buen humor. Los clientes no solo buscan las ofertas en chayotes, calabazas o chiles serranos; muchos regresan porque saben que “El Pachangas” les sacará una sonrisa.
El tianguis de la Benito tiene su encanto propio, pero el puesto de este alegre comerciante es un recordatorio de que, incluso en medio de las adversidades, la vida se disfruta más con una buena dosis de alegría y una pizca de “pachanga”.