Guanajuato, Gto.- La concurrencia a las calles para la edición 52 del Festival Internacional Cervantino (FIC) esperaba una versión en miniatura del Carnaval do Río; la espectacularidad de la Guelaguetza oaxaqueña forjó grandes expectativas. Todo fue decepción con los brasileños.
Al igual que pasó en 2023, el país invitado ha dejado que desear: Estados Unidos mostró su cultura industrial, conocida por la mayoría; Brasil presentó una desangelada batucada.
En 2022 y 2023
Tras un Festival virtual debido a la pandemia de Covid 19, el FIC regresó en 2022 em grande con Corea como país invitado y la ciudad de México como entidad en la misma condición. Corea lució su arte tradicional y su arte contemporáneo en un país donde tiene arraigo de reconocimiento a su cultura.
La presencia de Claudia Sheinbaum sirvió de escaparate a la que se proyectaba como la “corcholata” favorita del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador.
La ciudad de México, por su parte, llevó los bailes de salón a los espacios cervantinos y se vivió el arte de una capital de toda la mexicanidad.
La edición 51 ya no fue la misma: Sonora se esforzó y tuvo una participación más que digna, con una muestra de su diversidad cultural y con la asistencia del mismísimo gobernador del estado, que con su asistencia mostró que tomaba en serio al festival por encima de la pugna interpartidista con Guanajuato, como lo hizo Sheinbaum.
La asistencia del embajador de los Estados Unidos, Ken Salazar, hacía esperar un despliegue de espectacularidad estadounidense. No fue así:
Se presentó el espectáculo de apertura “Broadway va a Hollywood”, protagonizado por Brent Barrett, Doug Carpenter, Niki Scalera y Maren Wade; exhibieron trofeos de la NFL, cinturones del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y se realizaron “watch parties” de partidos de la NFL y la MLB.
Se esperaba la presencia de Rosario Jackson, presidenta del National Endowment for the Arts, el máximo organismo de Estados Unidos en materia cultural. No llegó.
La diversidad cultural estadounidense no estuvo, se remitió a la identidad mercantil que llega a todo el mundo.
Oaxaca, ¡arrolladora!; Brasil, quedó a deber
Un día antes del Festival, Oaxaca tomó las calles y dio una probada a la ciudad de Guanajuato. Vino la inauguración con su espectacular Guelaguetza rematada por la extraespectacular Flor de Piña.
Cocineras tradicionales, catas del mejor mezcal de México, artesanías. Todo ha sido una luna de miel cervantina.
Oaxaca ha llevado a las plazas públicas de la ciudad espectáculos de gran calidad y con acceso a toda clase de públicos. En el Jardín del Cantador, Los Pastitos, San Fernando, San Roque, Explanada de La Alhóndiga, Plaza Allende, y en el Deportivo Nieto Piña, la gente se ha divertido.
Los oaxaqueños han estado presentes en los teatros Juárez y Cervantes; el Templo de La Compañía, La Casa Emma Godoy, la Ex Hacienda San Gabriel de Barrera, y el Antiguo Patio Jesuita
También está presente en el Museo Regional Alhóndiga de Granaditas con 4 exposiciones: Tumbas Arqueológicas, Las 16 Culturas del Pueblo Afromexicano, Altar Tradicional Zapoteco, y Códices Oaxaqueños. Por supuesto que en el Museo Diego Rivera y en el Del Pueblo de Guanajuato se muestra el arte plástico de las diversas regiones que integran al gran estado del sur. Hasta la Universidad de Guanajuato, en sus diversas galerías, rinde homenaje a Francisco Toledo, el juchiteco, el artista y líder de movimientos sociales en favor del patrimonio nacional.
De acuerdo al programa oficial, al término de esta edición del Cervantino, Oaxaca habrá presentado 208 eventos, algo que ni siquiera Guanajuato, estado anfitrión, ha logrado hacer; parece que Oaxaca realiza un festival alterno al FIC.
Brasil empezó con apenas presencia en los escenarios, como cualquier otro país asistente. Se esperaba, entonces, que en la calle se mostrara en su magnificencia cultural: la batucada de este domingo fue una decepción.