
Pénjamo, Guanajuato.- Con tan sólo 17 y 14 años, Ángel Uriel y Leonardo Alejandro perdieron la vida a manos del crimen organizado. Originarios de la comunidad de Churipitzeo, se despidieron de sus familias el 12 de agosto para dirigirse a La Piedad, Michoacán, pero no se supo nada de ellos hasta el 23 de agosto, cuando los localizaron en delicado estado de salud. Los adolescentes habían sido brutalmente violentados y aún con esfuerzo del personal médico, no lograron sobrevivir.
La primera información proporcionada por la familia de Leonardo Alejandro tras el reporte de su desaparición fue que los menores avisaron de su llegada a la central de autobuses de La Piedad, pero fue en ese momento que rompieron contacto. Su ficha de búsqueda fue compartida incansablemente por conocidos y personas de la región con la esperanza de encontrarlos sanos y salvos.
Ángel Uriel Ventura Pérez y Leonardo Alejandro Raya Hernández fueron privados de su libertad por hombres armados. Once días después, los hallaron en la carretera Federal de Pénjamo-Abasolo, en pésimas condiciones por las heridas que les había causado en un domicilio de Pénjamo. De inmediato los trasladaron al hospital, pero su estado era tan grave que ambos fallecieron.
Las autoridades ubicaron el inmueble, decomisando armas, equipo táctico y un vehículo, pero no se confirmó la detención de ninguno de los miembros de la célula, quienes además de la tortura, grabaron un video protagonizado por Ángel Uriel en donde evidenciaron la agresión.
Víctimas directas de una violencia que no tiene límites, su muerte ha quedado en la memoria colectiva del municipio y de Guanajuato. La delincuencia cada vez tiene un modus operandi más marcado de crueldad, dejando ver la poca o nula contención por parte del estado.