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Alberca Mireles apoya al DIF de Cuerámaro

En la alberca se atienden a pacientes requieren terapia física

Por Gerry Orozco.

Cuerámaro, Guanajuato.- Cada miércoles se llena la pileta para que pacientes del Departamento de Integración Familiar (DIF) tomen terapias físicas de rehabilitación.

Relató Enrique Mireles que todo comenzó, hace algunos años cuando un miembro de la familia que sufrió un accidente, requirió de terapias físicas, pues no podía sostenerse, perdía el equilibrio, entre otras afecciones, y fue a atenderse al Departamento de Integración Familiar (DIF) de Cuerámaro.

Uno de los terapeutas recomendó que las terapias serían más provechosas si se realizaban dentro de una alberca; al familiar se le ocurrió que podría tener las terapias dentro de la pileta de su tío Enrique.

El familiar habló con Enrique para ver la posibilidad de que le llenara la pileta una vez a la semana, a lo que accedió de muy buena gana; desde entonces la pileta se llena cada miércoles con la intención de que los pacientes del DIF, tomen la terapia física que requieren.

Grandes avances ha mostrado el sobrino de Enrique, “ya se puede sumergir y buscar objetos, lo que es un gran logro en su rehabilitación”

La pileta, después de terminada la sesión de terapia, quedaba llena hasta que se enfriara, pues el agua del pozo sale caliente, y no se puede verter en los campos de cultivo hasta que se enfríe. De hecho esa es la función por la cual la pileta fue construida por mi padre, dejar enfriar el agua para luego regar los cultivos.

Debido a las terapias, la alberca quedaba llena los días subsecuentes, al cueramarense se le ocurrió la idea de aprovechar esa agua y cobrar 50 pesitos por la entrada para nadar en ella; no tardó mucho tiempo en que los vecinos del lugar llegaron para zambullirse.

Poco a poco ha ido modificando el lugar, “ya sea que construyo una mesa, o instalé el techo, arregle los baños” pero siempre hay algo para que esta cada vez más confortable, además de que ya se cuentan con los permisos necesarios de Protección civil y cumplo con todas las recomendaciones dadas por dichas autoridades, así lo manifestó Mireles.

Cuando Enrique era niño recordó como se cambió su vida al construir la pileta su padre pues fue una felicidad, pues ya no tenía que ir a nadar al río de La Garita que estaba muy lejos y a la pileta de don Pedro que según recordó siempre estaba llena de algas, que eran tan grandes, que bailaban con vaivén del movimiento del agua.

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