
Guanajuato.- La violencia de género sigue siendo una problemática alarmante en México, afectando a miles de mujeres en sus formas más crueles: física, psicológica y sexual. Ante esta realidad, personas como Zoila, una destacada agente del Ministerio Público, se convierten en un faro de esperanza para las víctimas. Su compromiso, sensibilidad y determinación han marcado la diferencia en la lucha contra este flagelo.
Zoila ha señalado que erradicar la violencia contra las mujeres exige empatía, determinación y estrategias integrales orientadas a la justicia. Uno de los casos más impactantes de su carrera ocurrió en San José Iturbide, donde una niña de cinco años perdió la vida tras haber sido brutalmente golpeada por su padrastro. La menor falleció mientras era trasladada al hospital, dejando una huella imborrable en su comunidad.
Aunque el caso culminó con la detención y el procesamiento del culpable, para Zoila este episodio es un recordatorio constante de la urgencia de prevenir y combatir la violencia de género desde sus raíces.
Una trayectoria marcada por el compromiso
A lo largo de su carrera, Zoila ha trabajado en diversos municipios de Guanajuato, como Atarjea, Santa Catarina, Xichú, Tierra Blanca y San Miguel de Allende. Estas experiencias le han permitido profundizar en las dinámicas de la violencia de género y comprender las barreras que enfrentan las mujeres para acceder a la justicia.
Además, Zoila ha sido pieza clave en la implementación de protocolos especializados en la Fiscalía, diseñados para atender los casos con perspectiva de género y garantizar un trato digno a las víctimas. Su labor ha sido fundamental para avanzar en la capacitación de personal en temas como derechos humanos y violencia estructural, fortaleciendo la respuesta institucional hacia las mujeres afectadas.
Sensibilización como herramienta de cambio
Para Zoila, uno de los mayores retos en la lucha contra la violencia de género es la normalización de este fenómeno en muchas comunidades. La falta de información y los patrones culturales dañinos dificultan que las mujeres identifiquen que son víctimas de violencia.
Por ello, además de su labor jurídica, Zoila se ha dedicado a sensibilizar y empoderar a las mujeres, animándolas a reconocer que la violencia no es parte de una vida digna. Su acompañamiento les ha ayudado a reconstruir su confianza y buscar justicia. “La empatía es esencial en este trabajo”, afirma Zoila, quien considera que cada caso representa no solo un delito, sino también una crisis emocional y personal para las víctimas.
Un llamado urgente a la acción
Aunque se han logrado avances en la atención de casos de violencia de género en Guanajuato, Zoila reconoce que los desafíos estructurales persisten. La violencia cultural, la falta de recursos y la resistencia a los cambios siguen siendo obstáculos importantes.
Por ello, Zoila hace un llamado a las mujeres para que rompan el silencio y denuncien los abusos. Según ella, la denuncia es el primer paso para erradicar la violencia y evitar la impunidad. Además, destaca que cada caso denunciado no solo representa un acto de valentía personal, sino también un esfuerzo colectivo por visibilizar el problema y prevenir futuros abusos.
La historia de Zoila es un recordatorio de que la lucha contra la violencia de género requiere no solo acciones legales, sino también empatía, compromiso y una sociedad dispuesta a un cambio profundo.