Música y travesuras recuerdos inolvidables para muchos niños

Irapuato, Guanajuato.- En la vida de un niño hay dos cosas que no se pueden olvidar tan fácilmente, una es la música, las canciones que nos acompañaron a lo largo de la infancia y por otro lado las travesuras que en la mayoría de los casos son anécdotas plagadas de la inexperiencia de la vida.

Pregunté mis amigos que canciones recordaban de su etapa pueril y sorprendentemente me llevé la grata impresión de que a pesar de las generaciones que han pasado hay un clásico que se sigue escuchando.

La pequeña Dany, me mostro una canción de Cri-Cri que no precisamente es de sus éxitos, pero es muy interesante pues cuenta la historia de Tribilín, Popochón y su primo Crispitin, sin embargo, también están los niños como Rosalba y Ana Cris que preferían las canciones como El caminito a la escuela, o Abuelita dime tu.

La niña Benita era muy activa y a ella le gustaba mucho bailar La Yenca, desde entonces jamás se le ha olvidado cual es la derecha y la izquierda, al chico Esaú desde niño mostro sus dotes de paseador y recuerda la canción de Cepillín llamada El bosque de la China, y desde entonces sale a buscarla por todo cerro que tienen enfrente, algún día la encontrará estoy seguro.

El niño Abraham, detestaba a Chabelo así que El garabato, o la de Superman bye, bye, no están dentro de sus preferidas, pues él tuvo la influencia de sus hermanas mayores, así que el rock fue la música que lo acompañó.

Pero las travesuras que cometieron todos estos personajes que he citado, son tan incontables como memorables, así que solo contaré una.

El amigo de un amigo, me contó que una vez su mamá le dejó de encomienda freír unas bolitas de masa que se le iban a añadir al caldo de olla a la hora de la comida, el niño comenzó haciendo las bolitas y las coloco en el aceite según las indicaciones que se le habían dado, una ves dentro de la cacerola todas las bolitas, el niño se fue a seguir viendo las caricaturas.

Tiempo después, tal vez 5 minutos después, escuchó una explosión tan fuerte que de un salto se paró de la cama, y sigilosamente se acercó a la cocina para ver que estaba sucediendo, al hacer una inspección observó que todas las bolitas estaban esparcidas por todas partes, solo tres se salvaron y quedaron dentro.

La bolitas habían quedado como un barquillo con una bola de nieve, así que el niño las junto las volvió a poner en el sartén, limpió el desastre y cuando su mamá llegó le dijo “que ricas te quedaron las bolitas de masa”.

No revelaré el nombre de este amigo por temor a las represalias que pueda tener por parte de su mamá, sin embargo, ya todos ustedes saben quien fue el autor de esta fechoría.