Moscú, Rusia
Las elecciones presidenciales rusas estuvieron manchadas el domingo por la presión sin precedentes sobre los votantes y los incidentes sospechosos de llenar las urnas, un ejercicio apenas democrático que le otorgará a Vladimir Putin otros seis años de poder.
Sus críticos han calificado las elecciones como una farsa e instaron a los votantes a boicotear, pero millones de rusos saludan al ex oficial de la KGB de 65 años por defender a su orgullosa nación de un mundo exterior hostil.
Putin se enfrenta a siete contendientes en la boleta, pero el resultado de la votación está predeterminado, dada su alta popularidad. El principal objetivo para las autoridades rusas es producir una gran participación que otorgará a Putin la legitimidad que anhela y proporcionará un mandato convincente para su cuarto mandato.
Las elecciones del domingo se espera que envalentonen aún más al presidente ruso, tanto en casa como en los asuntos mundiales. También podría fortalecer su mano si decide extender su gobierno más allá de 2024 mediante la abolición de los límites de mandato, como acaba de hacer la vecina China, o al cambiar a otra posición de poder.