Cuerámaro, Guanajuato.- El acceso al Fuerte de los Remedios en Cuerámaro, no sólo contiene una parte de la historia de México en tiempos de cristeros o de la Independencia, sino de un grupo de antepasados que respetaban la ecología y la “madre naturaleza”.
En el acceso a este mítico lugar conocido por algunos como La Garita, el cerro de los Remedios, el Fuerte de los Remedios se encuentra en la Sierra de Pénjamo, entre los límites de Pénjamo y Cuerámaro.
Más allá de su historia ligada a la época cristera o de la Independencia del país, con pasajes tan cruentes como el fusilamiento de Francisco Javier Mina, en el cerro del Bellaco o Tutiras que se ubica a un lado del acceso a la Gatita, la época prehispánica también tuvo un gran valor.
Según los guías y cronistas de la zona señalan que uno de los rituales que en los viejos tiempos existían era que, para poder comer fruto, cazar o modificar el entorno de los cerros, era necesario primeramente pedir un permiso al universo para poder hacerlo.
Hoy en día antes de entrar se encuentra una imagen de la virgen de los Remedios, aunque se supone que, en ese punto, el ingreso no era para venerar una imagen católica, sino para pedir al entorno el permiso de colectar frutos y de conseguir carne.
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