
Guanajuato.- En el marco del Día del Libro y para los amantes del horror, la recomendación es leer a Guadalupe Dueñas, escritora jalisciense que demuestra que muchas veces basta con mirar lo cotidiano para darse cuenta que los miedos pueden surgir sin necesidad de monstruos y fantasmas.
—¿Si se muere mama? —preguntó con angustia
No hubo respuesta.
Mamá nos pega poco —insistió.
—Porque nunca está en casa —gritó su hermano exasperado.
—¿Entonces?
—He dicho que los dos.
Callaron. Ningún movimiento, ningún susurro. Parecían no existir Hundidos en la opacidad de sus pensamientos se agitaron como una marejada de murciélagos. La voz del menor emergió del fondo de un túnel.
“—¿Y si los dos mueren!
—¡Mejor! —exclamó con dureza el hermano.
El chico abrió los brazos en la sombra, como si pidiese auxilio, Interrogó con timidez:
—¿Y si nos recoge la tía Laura?
—A esa vieja loca me la despacho también, no te preocupes.
—Pero ¿Qué haremos solos?
—Gastarnos el dinero de papá
El niño tosió nerviosamente, mientras el otro decía:
—¿No sabes que es muy rico?
—No, no lo sabía —se disculpó sin aliento.
—¡Pues entérate!”, así una pequeña parte del relato ‘Los huérfanos’, en el que dos pequeños, víctimas de maltrato planean deshacerse de sus padres. Lo que podría aparentemente estar justificado como una respuesta de los niños al abuso, terminará convirtiéndose en una fuente de placer.
Con solamente tres libros de cuentos, Tiene la noche un árbol (1958), No moriré del todo (1976) y Antes del silencio (1991), y haciendo uso del recurso de la ambigüedad para hacer imaginar lo que sucede, evitando decirlo explícitamente, la autora nos introduce a un universo en donde lo que ya conocemos se transforma en incomodidad, repulsión.
Guadalupe, aunque tiene historias que combinan la fantasía con el horror, nos muestra las peores cualidades del ser humano. Desde vivencias personales, como vivir su infancia con el cuerpo de su hermana mayor fallecida al poco tiempo de nacer dentro de un bote de chiles, hasta destruir la concepción de los niños como ‘seres tiernos y sin maldad’ revelando que pueden provocar daños graves y disfrutarlo.

Un sinfín de perversiones y hechos siniestros se descubren en cuentos como ‘En la tormenta’, donde se aborda el amor fraternal que puede llegar al incesto; ‘Visita al asilo’, que muestra la miseria, el odio, la soledad y la crueldad en la última etapa de la vida.