Hace unos días venia regresando a casa después de hacer unas compras y a mitad de camino recordé que me falto comprar algo más, así que me detuve en la primera tiendita que vi y accidentalmente me tocó presenciar una discusión entre una abuela y su nieto adolescente. Por un momento me quede pasmada sin saber qué hacer, pensé salirme disimuladamente de la tienda, en ese momento la mujer volteo a verme sumamente apenada y con una leve sonrisa me dijo:
– En un momento la atiendo-.
¡Dios mío! pensé, que muchacho tan grosero, rápidamente Tomé lo que tenía que comprar y trate de fingir no haber escuchado nada, la anciana caminó hacia el mostrador conteniendo las lágrimas, trate de no ver directamente su rostro para no incomodarla, pero ella se dirigió hacia mí como si quisiera darme alguna explicación y dijo:
– Que groseros son los jóvenes hoy en día ¿verdad?, exigen como si lo merecieran todo sin ningún esfuerzo a cambio.
– Sí, desgraciadamente casi todos son así en la actualidad- conteste tímidamente.
– ¿Sabe?, él es mi nieto, mi hija siempre ha trabajado, cuando era pequeño todos los días lo traía por las mañanas y en las noches venía a recogerlo, pero desde hace unos tres años, mi hija decidió, supongo que “por comodidad” dejarlo a vivir con mi esposo y conmigo, dice que para que nos haga compañía, pero la verdad lo único que está haciendo es llevarnos a la tumba, no estudia, no trabaja, se la vive en la calle y llega a la hora que quiere, solo a pedir dinero- asintió la mujer con una profunda tristeza.
– Disculpe que me meta señora, pero si es su nieto y no su hijo, ¿Cómo es que lo aguanta, su hija sabe cómo la trata?- pregunte algo indignada.
– Claro que lo sabe, se lo he dicho hasta el cansancio, le he pedido que se lo lleve para que se haga cargo de él, pero no comprende que su padre y yo ya estamos cansados, que a nuestra edad, no nos queda la suficiente energía para cuidar niños, nosotros ya lidiamos con nuestros propios hijos, ya estamos achacosos y enfermos.
-Me da mucha pena lo que le está pasando señora, ojala y pronto mejoren las cosas y su hija se dé cuenta del grave error que está cometiendo al delegar esa responsabilidad sobre ustedes.
Salí de la tienda muy triste y rogando a Dios por tantos y tantos casos similares; abuelos que después de haber sido padres y que se esmeraron por sacar adelante a sus hijos hoy son tratados como sirvientes, niñeros y mandaderos.
Tratemos a nuestros adultos mayores con dignidad e inculquemos a nuestros hijos el amor y respeto a sus abuelos y recuerda; trata a tus padres, como quieres que algún día, te traten a ti, tus hijos.