Por | Esaú González y Sara Garibaldi
Irapuato, Guanajuato.- A casi 40 años de que se puso en funcionamiento la Presa La Purísima, el reflejo de incumplimiento, deterioro social y destrucción del ecosistema es un reluciente que dejó el gobierno federal, en contubernio con el estado y el municipio como una solución al problema de falta de agua, inundaciones y espacios confinados para su almacenamiento.
Detrás de la compuerta que retiene el agua de la presa y a sus costados, el ambiente general es parecido al de una zona árida, pese a que justo en ese lugar y que anterior a que inundaron varios de sus poblados, la zona era un lugar en el que se cosechaban frutas y verduras que eran vendidas a Guanajuato e Irapuato, como una de las áreas más ricas por su productividad.
En aquellos años los ríos Guanajuato, el río Chapín y el de La Trinidad, además del río que baja del Cubo, eran los afluentes que atravesaban el área en la que estaban los poblados de Santiaguillo, Cienega, Molineros, La Purísima, La Haciendita y Ojo de Agua.
El proyecto comprendía el Módulo de Riego de la presa La Purísima que lo integran cuatro mil 780 hectáreas; tres mil 800 que son regadas por gravedad y 980 por pozos, luego de que tres años antes se había inundado Irapuato, tomando como “pretexto” que era necesario elaborar una presa que regulará el aumento en los ríos para evitar otra desgracia y además dotar de agua a los campesinos y sus familias.
El costo de la obra, fuera del dinero, fue social, pues se iban a inundar todas las comunidades en un mandato en el que estaba el priista José López Portillo como presidente de México, Luis H. Ducoing y a su vez Enrique Velasco Ibarra como gobernadores de Guanajuato, Vicente López Díaz y José Luis Estrada Delgadillo como alcaldes, todos ellos con diferentes participaciones en el proyecto.
El tiempo pasa y no lo pueden olvidar
Martín Gutiérrez Peña residente del Nuevo Zangarro, detalló que se hicieron tres pueblos: el Nuevo Zangarro, la Nueva Purísima y el Nuevo Refugio, que eran los puntos en los que se iban a reubicar a sus pobladores, “sí peleamos, pero nadie nos escuchaba” dijo el colono al relatar parte de lo que ocurrió en ese entonces.
En ese sitio quedaron sepultadas casas y algunas obras de la arquitectura antigua como el templo de la virgen de Los Dolores que queda totalmente cubierto por el agua cuando la presa llega a su máximo nivel.
“Una parte cumplieron, lo que hicieron fue casas, pero el camino que abrieron para el pueblo no lo terminaron, tenían que echarle pavimento y no lo hicieron; aquí había membrillos, tejocotes, aguacates, lechugas, rábanos, calabazos, duraznos, pagaron a su favor de ellos, el río traiba agua, las huertas murieron, se taparon las corrientes de agua, todo quedó seco”.
La Presa “los dejó sin agua”
Ignacio Ortiz fue uno de los irapuatenses afectados de la comunidad del Viejo Zangarro hace 38 años cuando se construyó la Presa de la Purísima.
Refirió que antes cuando su comunidad estaba en lo que hoy es la Presa de la Purísima se vivía mejor, cosechaban frutas y verduras que les permitía tener un ingreso, ahora ni siquiera del agua de la presa la aprovechan ellos, es para regar tierras de otras comunidades.
“Aquí tenemos el agua, la agarrábamos antes y ahí teníamos agua gratis como quien dice”, ahora el agua sirve para suministrar a otros.
La comunidad en la que vive Ignacio Ortiz de 83 años se llama El Zangarro y está ubicada a unos dos kilómetros de la presa, pese a que les prometieron dinero por sus tierras, el gobierno no les cumplió hasta el día de hoy.
“Que nos iban a pagar todo y a las últimas nomás nos dieron una parte, en ese tiempo nos pagaron árboles frutales pero nos iban a dar otro monto pero no ha llegado”, platicó el anciano.
Hoy su comunidad luce “abandonada”, sin calles pavimentadas y el drenaje por fuera, además de mucha basura, árboles secos y sin agua.
Contó que sí pelearon por sus tierras sin embargo “nunca ganamos, no nos queríamos salir pero ya después el agua nos echó pa’ afuera; nos dijeron que acá ya estaban las casas y muchos no nos queríamos salir porque teníamos nuestro jacalito ya luego que taparon la presa”, dijo.
Proyecto olvidado
En el año 2011 Raúl Antonio Iglesias Benítez, Director General del OCLSP y quien presidió el acto en representación del Director General de la Conagua, José Luis Luege Tamargo, informó una adjudicación de la Modernización, Automatización y Tecnificación del Módulo de Riego Presa La Purísima.
El proyecto consistía en la modernización integral del sistema de distribución y aplicación de agua a ese módulo mediante la tecnificación de tres mil 830 hectáreas, con sistemas de riego presurizados y la instalación de 72 kilómetros de tubería de entre 72 y 6 pulgadas de diámetro y posteriormente la idea era entubar parte de esa agua y hacer que pudiera llegar a la ciudad como un “respiro” a la demanda actual que existe.
Sin embargo a la fecha Irapuato no se abastece del agua de La Purísima y pese a que existe un proyecto, los conflictos con los integrantes del módulo de riego son recurrentes, dejando de lado a todos aquellos pobladores que vivían en medio de lo que hoy es un conflicto.
Sabías que…La presa, que tiene una capacidad de 200 millones de metros cúbicos de agua y almacenó agua por primera vez en 1979. El embalse y sus alrededores fueron declarados como Área Natural Protegida el 25 de febrero de 2005, abarcando un espacio de dos mil 728 hectáreas.
En el vaso de captación se llegan a congregar cerca de 200 especies de aves migratorias, aunque a su alrededor el clima es semiárido y el agua que se distribuye es poca o nada para los pobladores que perdieron sus espacios en los que habitaban y en algunos casos como el Nuevo Zangarro, no hay calles pavimentadas, el drenaje se puede ver a simple vista, la mayoría de sus pobladores son migrantes y a la fecha los más viejos siguen esperando el pago de las tierras que perdieron.
LUGAR TURÍSTICO CON EDIFICACIONES “IRREGULARES”
En la presa ahora se presenta como un espacio de turismo y en sus zonas habitadas, hay espacios que han estado ganando terreno sus colonos, aún y cuando se supone que ya no cuentan con terreno, siendo evidente la instalación de bardas, postes de cemento y otros edificaciones que no han sido fiscalizadas por la CONAGUA u otro tipo de autoridad.