GUANAJUATO, GTO.- El trompo, el balero, la resortera, el yoyo o la pirinola eran juguetes de rutina. En Semana Santa se acostumbraban los chacos (cascos) o caballitos de cartón, estos últimos con un carrizo a modo de “cuerpo”. Se les complementaba con espadas de madera. En el caso de las niñas, las populares muñecas de cartón. La lista es larga, se alude a lo más común.
Los juguetes actuales son, en su mayoría, de plásticos y metales procesados y con algún dispositivo electrónico, sin faltar el coche de batería que desplazó al de pedales y la moto eléctrica que dejó atrás al triciclo. Luego vienen las bicicletas y hasta minimotos de gasolina.
En otros tiemposh, para el día de los Reyes Magos había juguetes especiales: cocinitas, ollitas de barro o mini prensas para tortillas, para las niñas; trenes y coches o camiones de madera y, si había más dinero, pequeños vehículos que funcionaban con cuerda para los niños.
Eran los roles de género del inicio de la segunda mitad del siglo XX.
Juguetes de madera y hojalata
Nada mejor que un buen hilo para jalar un tren, un camión, un coche o un autobús de madera u hojalata; o una lancha de hojalata que se propulsara con alcohol consumido en una corcholata para calentar un tubo, hacer fluir el agua y desplazar el juguete.
Para las niñas
Fieles a la mentalidad de su tiempo, la mayoría de los padres compraban muñecas de trapo o de cartón cuando de juguete artesanal se trataba. Las muñecas de plástico empezaban a invadir el mercado y no faltaban los bebés chillones, pero por nostalgia paternal o por economía, recurrían a lo hecho a mano.
Había también juguetes de barro para las pequeñas y no faltaban pequeñas piezas de cobre o latón. Tampoco las mesitas y y sillitas de madera que complementaban el proceso cultural de construir la identidad femenina de su tiempo.
Muebles en miniatura, de madera, hojalata o barro eran parte de esa tradición y que se han convertido en objeto de culto de personas adultas que quieren evocar su niñez.
Los que mantienen la tradición
Estos juguetes se venden ahora como nostalgia para adultos y, pese a todo, hay personas que persisten en su elaboración.
En Celaya sobresale el maestro artesano Martín Rivera, quien usa latas de refresco cerveza y otras bebidas para elaborar juguetes, con los que ha ganado concursos y han sido exhibidos fuera del país. También destaca Socorro Briones, con sus “trastecitos” en miniatura.
Estos juguetes son puestos en venta en ferias y exposiciones promovidas por instituciones de cultura.
En la ciudad de Guanajuato, en el mercado Hidalgo hay varios locales donde venden juguetes artesanales, pero existe uno especializado en artesanías en general y en juguete en especial, a cargo de Delia Romero Martínez.
Y como remate a la nostalgia por el juguete artesanal, en San Miguel de Allende existe un La Esquina, Museo de Juguete Popular Mexicano.
La lista sería enorme, sólo se hace una alusión general a la nostalgia despertada por la celebración del 6 de enero y esos tres Reyes Magos que ahora trajeron teléfonos celulares, consolas de videojuegos, drones y vehículos terrestres manipulados a control remoto.