Ximena Ivette Díaz Padilla explica el mundo con el silencio de sus manos

Guanajuato, Gto. – “No lo veo como un trabajo, aunque lo es, ser intérprete de lengua de señas: lo viví desde pequeña, pues mi mamá, que es sorda me enseñó, y de ahí sentí el interés de poder ayudar a la comunidad con discapacidad auditiva; me ha satisfecho muchísimo ayudar y ser fuente de comunicación para los sordos, ser parte de ellos y estar aquí.

Xime, como regularmente le llaman, es tímida al hablar con su voz, pero desenvuelta y contundente cuando se comunica con la lengua de señas. Es su pasión y su amor por ayudar, surgidas de su situación familiar.

Su trabajo es ser intérprete de la lengua de señas. Explica que no se trata de “traducir” palabras orales por palabras expresadas con movimientos corporales, especialmente con las manos: se trata de comprender el mensaje sonoro y expresar ideas; comprender para explicar.

De ahí que antes de laborar en una sesión de diputados, la Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato, el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato y cualquier otra institución pública u organización social, primero solicita información sobre los temas para tener referencias, estudiar y prepararse, para empaparse del tema, interpretarlo y explicarlo.

–¿Qué aprendizaje te ha dejado la diversidad de trabajos como intérprete de lengua de señas en las instituciones?

–Me ha ayudado bastante estar en diferentes instituciones por temas que abordan. He aprendido, por ejemplo, mucho de las sesiones con diputados cuando abordan sobre derechos humanos; eso me ha ayudado en la vida cotidiana.

–Es común que las personas con discapacidad auditiva sean discriminadas: ¿cómo ha sido vista tu condición de mujer en este trabajo?

–No he sufrido discriminación, al contrario; he sentido el apoyo de la comunidad sorda, de mi parte ha sido una ayuda y de ellos ha sido una respuesta de confianza en mí, en especial por ser mujer porque la mayoría de las personas sordas son mujeres

Se le hace el comentario:

La tuya es una actividad poco común. Un niño o una niña podrían decir que de grandes quieren ser policías o enfermera, difícilmente encontraríamos a alguno que diga que quiere ser intérprete de lenguaje de señas.

Su respuesta refiere a su condición familiar: su madre es sorda y empezó desde niña en casa en el arte de la interpretación. Afirma que no ve a su actividad como un trabajo (“aunque lo es”). Aprendió de su madre a comunicarse con señas y de ahí nació el interés por hacerlo de manera pública y profesional.

Desde hace seis años ejerce esta actividad porque gusta estar dentro de la comunidad de personas sordas: aprender de ellos es estar en otro mundo, explica; es algo nuevo conocer a la comunidad y estar dentro de ella.

Ximena es oriunda de la ciudad de Guanajuato, madre e intérprete, sencilla y seria cuando la timidez le gana; ya con más confianza, muestra desenvoltura total y es más alegre.

El siguiente paso es adquirir su certificación con intérprete de lengua de señas, que las instituciones Signa Cole otorga en la ciudad de Querétaro. También se prepara para ser certificada por la Asociación Manos que Hablan, del estado de Jalisco

La suavidad de su voz contrasta con el vigor de sus manos y de los movimientos corporales que hablan con un silencio que retumba. La vida de Ximena es un oxímoron.

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