Un paseo por el tiempo…el tren “La Burrita”

El recorrido de Irapuato a Guanajuato, pasando por Silao y un sinfín de rancherías intermedias, venía a ser algo así como el tren “guajolotero”

Por: Juan José López Luna  Fotos: ADP

Irapuato, Guanajuato. El tiempo nos lleva esta vez a los años 30s, cuando los ferrocarriles nacionales de México, pusieron en servicio un pequeño tren de pasajeros, para que hiciera el recorrido de Irapuato a Guanajuato, pasando por Silao y un sinfín de rancherías intermedias, venía a ser algo así como el tren “guajolotero”, pues los grandes trenes eran el de Guadalajara-México y el de Cd. Juarez-México, ambos hacían forzosa escala en la estación fresera…

A lo largo de 60 años estuvo “La Burrita” transportando pasajeros y otros tipos de carga, y fueron miles de irapuatenses, silaoenses y guanajuatenses los que la usaron, principalmente las gentes del campo, que en ella cargaban su mercancía para llevarla a vender a las 3 ciudades…

Los viajes eran fantásticos y llenos de jocosa placidez, en aquellos tiempos.

Doña Raquel Hinojosa, oriunda del rancho Serrano, recuerda cuando viajaba en “La Burrita”;”…”Ya de jovencita, a los 14 años dejé la escuela para meterme a trabajar en varios lados, pero me acuerdo que mis padre o mi tío, nos llevaron varias veces a pasear en tren, había entonces aquella famosa “Burrita” que iba de Irapuato a Silao y Guanajuato, paraba en muchos ranchos  y de regreso igual, fuimos a ver las momias. Y también me acuerdo que en tren fuimos a las olimpiadas de México 68, pero no me quedaron ganas de regresar”.

Doña Chuyita Ramírez, fue una de las agraciadas que también disfrutaron aquel pintoresco tren “La Burrita” y recuerda algo de eso: ”Recuerdo que  varias veces más vinimos a Irapuato, cuando ya para entonces había camiones “guajoloteros”, y es que la gente del rancho cargaba de todo; chivos, gallinas, marranitos, guajolotes, costales, cajas con mandado, uff y nosotros todavía…

otras veces venimos en el tren “La Burrita”, que pasaba por la estación de Vieyra, iba de Irapuato a Silao y Guanajuato, nosotros la agarrábamos allí, después cuando llegábamos a la estación de Irapuato, pasábamos por el Sagrado Corazón de Jesús, donde pasaban 3 puentes”.

La familia Pérez Avitia, gustaba de viajar en tren, aprovechando que Don Jesús Pérez era ferrocarrilero y tenían pase gratis, una de sus hijas Celia recuerda cuando la llevaban en “La Burrita” a pasear: “Pues yo era pequeña, pero recuerdo que uno de los muchos viajes que hicimos en tren, fue cuando nos llevaron a Guanajuato para pasear como día de campo y visitar a las momias, nos subimos a “La Burrita, un tren chiquito como de 4-5 vagones, uno para carga, 2 para la gente y su cabús, paraba mucho en los ranchos y subía la gente con costales, puerquitos, gallinas, verduras, cajas y todo lo que se podía…

nosotros cuando llegamos a Guanajuato, bajamos en la vieja estación y de ahí nos fuimos caminando por un camino de tierra y pura subida hasta el museo de las momias, luego de pasear comíamos y de regreso, ya en la tarde a la estación para subir de nuevo al trenecito y regresar a Irapuato. Ya de la estación de aquí nos íbamos caminando porque vivíamos en el callejón de 20 de Noviembre, brincábamos el río por uno de los 3 puentes afuera del Sagrado Corazón de Jesús”.

Don José H., recuerda con agrado sus viajes en “La Burrita”: ” ¿Y qué milagro que llegó hoy a tiempo la burrita”? Así era el comentario jocoso de quién utilizaban, el tren, “La Burrita”, como se le conocía al tren mixto que salía diariamente de la estación de Irapuato (la misma donde combatió la Brigada Bracamontes del mero Pancho Villa) rumbo a Guanajuato, y que para llegar a su destino tardaba ¡ Tres horas!! (De ahí su nombre de la Burrita por lento compuesto por carros de carga y dos vagones de pasajeros con su respectivo cabús…

Pos’ de pura aventura un día allá a fines de los 60s. mi compadre Juancho y yo, llegamos a la estación, compramos nuestro boleto y nos sentamos en las bancas de la sala de espera a ver a qué horas anunciaban la salida de la famosa burrita. Pues hay tienen que por fin comenzó la corredora, !vámonos!. Pura gente de pueblo, rancheros pues, quien con su chunde de verdura, otro con un chivo, el huacal con jitomates, cebollas, chiles verdes, cilantro y por allá, chicharrón, y hasta un rebozo nuevo pa’ la Lupe.

Y que se siente el primer jalón, ¡Vaaamonos! Grito el garrotero de paliacate rojo al cuello y su gorra rayada. Y ahí va la burrita, resuelle y soplando y resoplando sobre todo en las subidas, Nos tocó parados porque era ” un gentío de gente” de las rancherías, quienes ocupaban principalmente el tren, de rato el garrotero de la gorra rayada y el paliacate rojo al cuello, gritó a todo pulmón: ¡!La Garrida!! Y a cual más corriendo porque solo un minuto duró parado el gusano de acero. Y Vaaamonos!! Otra vez, y a los 15 minutos, !!¡¡Villalobos!!; Ahí subieron a vender garambullos, tunas, mezquites y pues: ! Tráigalos!! Y mi compadre  como pelón de hospicio, come y come, ahí si agarramos lugar y por la ventanilla veíamos el campo verde, las huertas llenas de elote tierno, buena cosecha.

Mi compadre Juancho estiraba la mano para agarrar un elote. “No le haga compadre- le digo-, van a subir a cobrarnos.” A qué mi compadre tan maje ya mero que nos alcanzaban. Y dónde si bajó un buen de pasaje fue al llegar a la estación de Vieyra, un rancho de  Irapuato, luego de casi hora y media de camino llegamos a Trejo, ya perteneciente a la capital mundial de las limas, las de Don Susanito, si el mismo Silao, en donde nos dimos un atracón, porque lo mismo le vendían tamales, tacos de puerco y puerca, nopalitos cocidos, queso de rancho, bueno hasta mole, sí señor, mole pero mole de la tierra de Don Catarino, el mérito Silao con todo y los Chávez Morado tan famosos. Ahí  el tren duró parado casi media hora y otra vez, el rechinar de los rieles, el crujir de los durmientes, el olor a humo y grasa, la ” humadera” que como Chacuaco” de Zacatepec iba dejando “La burrita” a su paso, para entrar ya de lleno a las rancherías de Guanajuato, eran tantas que de las únicas que me acuerdo son Las Teresas y Marfil. “La burrita” que corría de Irapuato a Guanajuato, ¡¡ Ha que tiempos señor Don Simón…!!”.

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