Guanajuato, Gto. – El 25 de septiembre pasado, el presidente municipal dio el segundo informe de gobierno de su segundo periodo como alcalde. Dio a conocer obras realizadas, pero también anunció las proyectadas. Entre ellas destacó la remodelación del Paseo de la Presa.
Lo que el primer edil nunca explicó es que mientras hablaba de las bondades del proyecto, el Grupo Empresarial Ángeles, que dirige Olegario Vázquez Aldir, financiaba a la Inmobiliaria “El Refugio del Minero” para la construcción del Hotel Quinta Real Guanajuato en las inmediaciones del Paseo, atrás, cerro arriba, de la Clínica Centro Médico Minero.
El Paseo de la Presa se está llenando de los llamados “hoteles boutique” y entre ellos y los burócratas de oficinas de la zona se apropian de los espacios públicos de estacionamiento. La primera etapa de la zona donde pretenden construir el hotel, consiste en la construcción de un estacionamiento de varios niveles, en donde cabrían al menos 230 vehículos. Si bien el acceso sería por la reducida carretera Panorámica, tendría un vínculo muy directo con los negocios ubicados en la vialidad.
Durante la era novohispana y durante los primeros años del México independiente, lo que hoy es el Paseo de la Presa era un camino que comunicaba a la ciudad con la presa y en su trayecto había ranchos.
El camino fue convertido en vialidad a finales del siglo XIX y los ranchos dejarían paso a bellas casas campestres que con el paso del tiempo se convirtieron en residencias.
Durante el siglo XX, un porcentaje importante de las viejas casonas fueron suplidas por construcciones más modernas y en la década de 1980 se le realizó un primer trabajo de remodelación. Del empedrado había pasado a tener asfalto y lo retiraron para pavimentarlo con concreto hidráulico que simula adoquín.
De la burocracia al negocio
En torno al Palacio de Gobierno fueron ubicadas una serie de dependencias en la década de 1980. Con la llegada al poder de Carlos Medina Plasencia en 1991, comenzó una etapa de descentralización debido a las complicaciones de movilidad y estacionamiento que registraba el Paseo de la Presa.
Las casas dejadas por las dependencias pasaron a ser viviendas habitacionales y la zona empezó a tener niveles de gentrificación.
En el siglo XXI la comenzó la era del rescate y remodelación de varias casonas para convertirlas en los llamados “hotel boutique” o en restaurantes. Así pasó con la casa que perteneciera al general Florencio Antillón, donde nació en 1928 Jorge Ibargüengoitia y que luego fue residencia de la familia Villaseñor.
Fueron rehabilitadas la casa del ingeniero Francisco Glennie, que también fue luego del señor Franco Parkman, o la de Canuto Villaseñor en donde está hoy la farmacia del ISSEG. La hermosa finca que fuera un tiempo también del señor Franco Parkman y que se ubica a un costado del DIF Estatal.
Resaltan la casona que fuera del exitoso empresario Ramón Alcazar, o la famosa entre comillas “Casa de las Brujas” que fue propiedad de Enrique Goerne, o la del ingeniero Alberto Malo que ahora es un hotel, o la casa de los leones, o la finca del abogado Manuel Villaseñor.
Fueron así surgiendo esos hoteles de lujo que tienen un privilegio que pocos propietarios pueden presumir: área exclusiva de estacionamiento.
Negocio en puerta
La apertura de cafeterías, farmacias y restaurantes, así como la conversión de casonas en hoteles han hecho de lo que era una vialidad de acceso a la Presa de la Olla una zona de “área de oportunidades” para los negocios. Esta situación se multiplicó con la construcción del Acceso Diego Rivera, que permite llegar del sur a la zona sin pasar por el centro de la ciudad.
El 25 de septiembre pasado, Alejandro Navarro y el gobernador Diego Sinhue anunciaron que van a remodelar el Paseo de la Presa. El presupuesto estimado es de 60 millones de pesos. No proporcionaron detalles, pero la vialidad enfrenta una serie de exigencias de mejora: reposición o cambio de pavimento, rehabilitación de banquetas, mejora de fachadas, así como de imagen urbana dadas las redes de tendidos de cables.
Dos temas son los de observancia especial: los árboles y los cajones de estacionamiento. Cuando una casa se convierte en hotel suelen podar árboles y asignarles exclusividad de cajones para autos, como sucedió con el número 21, en esquina con el callejón Zaragoza, donde se encuentra una casa remodelada que ahora se promueve como hotel. Hasta antes del 5 de octubre de 2021 había cinco árboles de la variedad ficus y seis cajones de estacionamiento.
Vecinos de la zona manifestaron su rechazo a la tala, misma que ocurrió con rapidez, sin que interviniera autoridad alguna. Días después, el director de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, Juan Carlos Delgado Zárate, reconoció que el municipio otorgó el permiso para la tala de los árboles. Justificó que los dueños de la finca se comprometieron a dignificar el espacio y asumir el gasto por este trabajo. El funcionario aseveró que la especie de árboles talados provocan daños en las banquetas y afectan muros y por eso se fundamentó la decisión. Los vecinos afirmaron que la vegetación brindaba sombra y embellecía la zona.
Ahora la casa tiene una jardinera junto a la banqueta y con postes y una cadena tienen como exclusivo su frente para estacionamiento.
Otros metros adelante, en el número 46, está una finca con varios locales. Tiene entrada y salida, pero también tiene “apartados” dos lugares para estacionamiento.
Otra construcción que reserva espacio para al menos 8 vehículos es el hotel María Cristina, ubicado en el número 76. Por lo regular, por sus tarifas, tiene estacionados vehículos de lujo.
Lo mismo pasa con la que fuera conocida como “Casa de las Brujas”, que se encuentra a dos casas y ahora se llama “Villa María Andrea”. Al igual que en el anterior hotel, tiraron los árboles y pusieron postes con cadenas para estacionar a seis vehículos.
Y más adelante, en el 142, recientemente esa casa fue remodelada para ser el Hotel “Corazón Mexicano”. Ahora acapara al menos 8 cajones de estacionamiento, apartados con letreros y cadenas.
Frente al Palacio de Gobierno se encuentra el restaurante “México Lindo y Sabroso”, donde tienen en exclusivo 4 lugares, aunque no tienen postes con cadenas ni usan personal para evitar se estacionen en su frente. Por lo regular solicitan con amabilidad mover el vehículo.
Junto a ese negocio está una sucursal de Banobras, que también tiene espacios reservados y más adelante el área de estacionamiento de la Escuela La Salle, quien la tiene desde hace décadas.
Ya en las inmediaciones del parque Florencio Antillón, el restaurante y hotel Las Acacias, en el número 168, también ocupa seis lugares.
Los cajones de estacionamiento que quedan disponibles son ocupados en su gran mayoría por personas que viven en los callejones adyacentes, en donde no pueden circular con sus autos. Durante el día, una parte de ellos es utilizada intermitentemente por visitantes.
En las inmediaciones del Palacio de Gobierno y de otras dependencias oficiales, los cajones suelen ser ocupados durante horas laborales.
En la zona referida no existe estacionamiento público. El más cercano está en las inmediaciones del Paseo Madero, cerca del mercado y parque de Embajadoras, mismo que dejo de ser económico al pasar de cobrar 6 pesos la hora y tener tarifa ahora de 16 pesos.
De ahí lo “estratégico” del proyecto de hotel con gran estacionamiento: la potencial cancelación o limitación de áreas comunes de estacionamiento abriría las puertas a un gran negocio.
Los permisos para la construcción del súper hotel fueron otorgados por el municipio en 2018. Los permisos a SEMARNAT fueron solicitados en 2021 y negados en 2022. En 2023 comenzó la tala de árboles a espaldas de la dependencia y del INAH. En tanto, gobernador y alcalde anuncian la obra de remodelación de la avenida con una millonaria inversión pública. Demasiadas coincidencias.
