Ramiro Zaragoza: de feroz crítico de Pénjamo a jilguero familiar

El que fuera relegado “por sus limitaciones culturales y su radicalismo en el PRD” posiblemente alcance más espacios en Morena. La 4T pide 90% lealtad y sólo “10 por ciento” de capacidad

Por El Columpio.

El que fuera un combativo perredista, que centraba sus baterías contra las dirigencias del Sol Azteca para denunciar corruptelas y alianzas perniciosas, se ha convertido en Morena en un manso jilguero que alaba a su gran líder y en aplaudidor de todo lo que sea 4T.

La corrupción que veía en el PRD pasa de largo ante sus ojos en Morena, a pero eso sí dice se la pasa señalando a la alcaldesa Yozajamby Molina y no voltea a ver que hasta su hermano es el delegado en Santa Ana Pacueco, donde “la familia es primero”.

El que fuera relegado por sus “limitaciones culturales y su radicalismo en el PRD” posiblemente alcance más espacios en Morena. No es algo difícil: la 4T pide 90 por ciento de lealtad y sólo diez por ciento (y a veces ni eso) de capacidad, porque para hablar de corrupción en lo ajeno es bien sencillo, pero en lo “familiar” ni se toca.

Ramiro Zaragoza inició en las huestes partidistas en la década de 1990. Estuvo en las campañas de Porfirio Muñoz Ledo y Malú Mícher y siempre reclamó espacios que fueran la respuesta a su activismo partidista.

Sus limitaciones formativas lo tuvieron siempre en segundo plano en el Sol Azteca: él alegaba marginación por razones personales.

En 2014, Morena se escindió del PRD. Ramiro Zaragoza se quedó al lado del que acumulara lo poco que quedaba de los amarillos: Hugo Estefanía.

En noviembre de 2017, Ramiro Zaragoza, como integrante de la tribu Alternativa Democrática Nacional (ADN), la de Estefanía, junto con otros de la Unión Campesina Democrática (UCD), Unión de Trabajadores Agrícolas (UNTA) y Central Campesina Cardenista (CCC) llegaron a la sede estatal del partido y tomaron la entrada principal para exigir la salida del entonces presidente, Baltasar Zamudio.

En 2018, el PRD se alió con el PAN y Movimiento Ciudadano. En el distrito 13, con cabecera en Valle de Santiago, el último bastión del partido junto con Juventino Rosas, tuvieron como candidato a Emmanuel Reyes Carmona, quien era secretario del Ayuntamiento de Cortazar, gobernado por Hugo Estefanía.

Con votos azules y naranjas más que amarillos, Reyes ganó la diputación federal para la LXIV Legislatura. Su suplente era Ramiro Zaragoza. La revolución le hacía algo de justicia, pero algo había turbio a su alrededor:

El 30 de agosto de 2018, un comando asesinó a Agustín Banda Olivares, regidor electo en Cortazar, e hirió a Ramiro, entonces ya diputado suplente. El PRD se desmoronaba y sólo se esperaba una elección más para su desaparición. Emmanuel Reyes no se esperó y en febrero de 2019 renunció al Sol Azteca y terminó sumándose a Morena, donde se reeligió en 2021 y llegó a la senaduría en 2024 como suplente de Marcelo Ebrard. Ramiro Zaragoza se fue con él y también se quedó con los guindas.

El 1 de diciembre de 2019 fue asesinado Hugo Estefanía. En 2021 el PRD perdió su registro. El que tanto denunciaba la corrupción amarilla, hoy es omiso ante la de su partido y no se habla de Pénjamo, donde se la pasa criticando, pero como ya se lo dijo el regidor priista Javier Pérez, que debería resolver lo que le toca, antes de andar de “metiche” en otras cosas.

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