Rinden homenaje nacional a Jorge Ibargüengoitia; en Guanajuato se olvidan de él

Guanajuato, Gto.- Fría tarde de lunes 27 de noviembre de 2023; el cielo nublado quiere llorar en memoria de Jorge Ibargüengoitia. Son 40 años de la partida del escritor guanajuatense caracterizado por su humor desmitificador.

En el parque Florencio Antillón está su maltratado cenotafio. En un cubo de ladrillo y cemento se encuentra una bala de cañón que en su interior tiene un zapato con cenizas, en símbolo de lo que de él quedó cuando murió al caer cerca de Madrid el avión en que viajaba aquella tarde-noche del 27 de noviembre de 1983.

Fue un día marcado por la memoria y la reflexión, en el que la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) se unieron para recordar y honrar la vida y obra del destacado escritor guanajuatense, al conmemorarse el cuadragésimo aniversario de su trágica partida en un accidente de aviación.

Jorge Ibargüengoitia nació el 22 de enero de 1928 en la ciudad de Guanajuato. Dejó una huella imborrable en la literatura y el periodismo mexicano del siglo XX. Su legado, conformado por una amplia gama de géneros literarios como la novela, el cuento, el teatro y la crónica periodística, ha perdurado a lo largo de las décadas, manteniéndolo presente en el panorama literario latinoamericano.

El dramaturgo, narrador, cronista y periodista destacó por su agudeza e ironía, desafiando convenciones y ofreciendo perspectivas únicas sobre la realidad social y política de México. Su capacidad para fusionar crítica y humor en relatos irónicos y sarcásticos le valió el reconocimiento de colegas y amigos como uno de los autores más perspicaces de la literatura hispanoamericana.

Olvidado en Guanajuato

Ibargüengoitia, formado en Arte Dramático y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue becario de prestigiosas instituciones como las fundaciones Rockefeller, Fairfield y Guggenheim. Su labor como promotor cultural y docente en la Universidad de Guanajuato y la Universidad de Bradley, Illinois, complementó su prolífica carrera literaria.

Entre sus obras se encuentran «Los relámpagos de agosto,» «Dos crímenes,» «Las muertas» y «Los pasos de López,» que abordaron la realidad mexicana desde perspectivas satíricas y críticas. Además, recibió varios premios, incluido el Premio de Novela México 1975 por «Estas ruinas que ves», novela en la que creó a una ciudad literaria llamada “Cuévano”, inspirada en su natal Guanajuato y en la que hace sorna de personajes universitarios y de la intelectualidad que vivieron en la ciudad entre las décadas de 1960 y 1970.

Por lo anterior no fue bien visto por la intelectualidad local. En 1997, por instancias de su viuda, Joy Laville y del entonces diputado federal Francisco Arroyo Vieyra, los restos simbólicos del escritor fueron colocados en un cenotafio en el parque Florencio Antillón.

El monumento se encuentra maltratado, con golpes y sin repintar. Este lunes no hubo acto o ceremonia que lo recordara. Sólo alguien anónimo colocó una rosa rosa sobre el cenotafio. A nivel nacional se le honra, en Guanajuato se olvidaron de él.

Ibargüengoitia perdió la vida en un accidente aéreo en Mejorada del Campo, cerca del aeropuerto de Madrid, España. Su decisión de aceptar la invitación al Encuentro de la Cultura Hispanoamericana en Colombia lo llevó a ese trágico desenlace, dejando un vacío que la literatura mexicana aún siente.

Deja un comentario con tu cuenta de Facebook

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button