Títeres y circo trashumante para despertar la conciencia social

Columnistas Abel 660 x 330
“Si nos desprendemos del compromiso
con nuestro entorno próximo,
tarde o temprano la realidad
nos cobrará la factura”.
Abel Pérez Rojas.

No obstante que la realidad está a la vista de cualquiera, no todos nos percatamos de las diversas situaciones que aquejan a una sociedad. Caer en cuenta de las riquezas, fortalezas y problemáticas de ella, implican procesos que no acaban durante toda la vida.

Personas y grupos de cualquier índole pueden desarrollar su capacidad para percibir, entender, comprender, asumir, transformar y educar en las realidades próximas. Es lo que se ha dado en llamar conciencia social.

En vista de las crecientes problemáticas que han ido desmembrando la convivencia armónica y pacífica de las sociedades, hay quienes no sólo realizan una actividad, sino que procuran darle un sentido de trascendencia, es decir, trabajan en pro de concientizar socialmente.

Quien así lo hace, trabaja en partida triple:

  1. Profundizar en sus búsquedas técnicas –desde el ángulo particular de cualquier oficio, arte o disciplina de la cual se trate-.
  2. Cuestionarse para lograr avances en sus procesos de desarrollo personal íntimo.
  3. Contribuir, en la medida de sus fuerzas, a la labor utópica de hacer de este planeta un lugar mejor para vivir.

Hace poco conocí y entrevisté para mi programa de radio a la Compañía Del Mate. Títeres y Circo, quienes se han echado a cuestas la tarea de desarrollar su actividad artística tratando de impactar en la concientización social de sus audiencias. He aquí parte de su historia.

A principios de la primera década pasada, la argentina Alicia Olea decidió dedicar su vida a los títeres y por ello cursó estudios en la Escuela de Actores Titiriteros de Avellaneda. Dice Alicia que el contacto con grandes maestros le encauzó a investigar sobre “payaso latinoamericano, la técnica de clown, mimo, conciencia corporal y espectáculos en espacio público”.

Años más tarde, después de completar sus estudios, y una vez concluida una gira de tres años tratando de aplicar su investigación, se une a su compatriota Ezequiel Kaufmann, músico percursionista, actor, bailarín y licenciado en Comunicación Social, para iniciar juntos un andar, que ya ha tardado varios años, “desarrollando investigaciones de las artes populares acompañadas con prácticas de teatro trashumante y juglar”.

Hoy “Del Mate” cuenta en su haber con muchas giras en su país natal y ha emprendido la travesía de recorrer casi toda Latinoamérica con sus propios recursos, auspiciados con lo que recaban en sus actuaciones, todo esto con tal de comprobar sus tesis sociales y actorales.

Alicia y Ezequiel sostienen que con actos de títeres y circo pueden contribuir para que las personas reflexionen sobre su actuar social y se detengan a pensar sobre el abandono de los espacios públicos, dejadez que tarde o temprano va creando lagunas que son aprovechadas por intereses mezquinos y grupos nocivos.

“Del Mate” se cimenta en la responsabilidad que tenemos todos para desarrollar los potenciales de nuestra comunidad, y en este sentido el actor no se puede deshacer de dicho compromiso, pues de ser así estaría desproveyendo al arte de una enorme carga transformadora y sólo quedaría en un mero asunto lúdico, superficial.

Mientras continúo la charla con “Del Mate” confirmo que nadie puede desprenderse de la responsabilidad social que tenemos hacia el lugar en el que vivimos y que si lo hacemos tarde o temprano la realidad nos va a pasar la factura. ¿O no?

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