Ladrilleros de Yerbabuena, una tradición que esta por desaparecer

Don Víctor Magdaleno, toda una vida haciendo tabique

Por Eréndira Núñez Millán.

Guanajuato, Gto.- Una tradición que ha trascendido de generación en generación se ha ido perdiendo debido al desinterés de los jóvenes de las nuevas generaciones, así lo comentó don Víctor Magdaleno, un ladrillero con más de 40 de experiencia en este oficio al que aprendió a amar y lleva en el corazón.

Este artesano, como muchos los llaman por el oficio al que se ha dedicado toda su vida, asegura que los jóvenes de hoy en día lo único que quieren es estar en el celular trabajando o mejor aún buscar el sueño americano y olvidarse del oficio que en algún momento los ayudo a vivir.

“Yo tengo trabajando como 48 años, mi abuelo me trajo a batir el lodo desde que yo era muy pequeño, aquí me enseñe a hacer el tabique, con este trabajo yo he podido sacar a mi familia adelante” dijo el artesano

Actualmente este oficio se continúa trabajando en la comunidad de la Yerbabuena, Guanajuato, sin embargo de un total de más de 300 ladrilleras activas, hoy  ya sólo quedan poco menos de 70 que son trabajadas por dos o una persona.

“Estos muchacho de hoy en día ya no quieren trabajar, ya muchos se van a los Estados Unidos a trabajar, dicen que esto ya no es negocio que porque es mucho trabajo y poco dinero; mis hijos ya no trabajan en esto, yo traigo uno o dos trabajadores ya señores y somos los que le damos duro a esto”, narró don Magdaleno.

Pero la falta de interés entre los jóvenes no es la única traba para estos trabajadores, si no tienen que lidiar con la mala economía, pues a decir de don Magdaleno en los buenos tiempos quemaban de 12 mil a 10 mil piezas (tabiques) en una semana, ahora esa misma cantidad la queman y la venden cada dos o tres meses.

Entre el esfuerzo para conservar un oficio que es tradición y sustento de varias familias capitalinas y el olvido de las actuales generaciones que no gustan de trabajar en hacer tabique, Don Magdaleno recordó lo bonita que fue su infancia al haber aprendido esta profesión con toda su familia, quienes construyeron su patrimonio con el mismo ladrillo que sus manos fabricaban.

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