Una clase muy extraña -cuento-

El micrófono lo mantenía encendido y se escuchaban ruidos raros, como cuando chillan los puercos rumbo al matadero

Por: MakaBrown

Faltaban diez minutos para iniciar la clase de mate. “Alcanzo a prepárame algo para botanear, pensé”. Tomé una taza con agua y la metí al micro. Mientras se calentaba fui a la alacena por unas galletas.

La compu me marcaba batería baja. Tomé el cargador y lo conecté mientras se iba encendiendo. Uno a uno de mis compañeros y compañeras se fueron conectando.

-“Mientras se van conectando los demás voy a ir pasando lista”, dijo el maestro. “Álvarez Rocha… presente. Becerra Rodríguez… presente… Caballero Domínguez… presente….. Cano Hernández… presente”… así uno a uno.

-“¿Faltó que mencionara a alguien?” preguntó el profe.

Había una chica nueva. Seguramente se equivocó de clase o de grupo. Había algo raro en ella. En la pantalla se veía muy poca iluminación y su cara se notaba pálida.

-“¿Cuál es tu nombre?”, preguntó el maestro.

-“Bien sabes cuál es mi nombre, no te hagas pendejo”, le dijo amenazante.

-“Señorita.. esto no es un juego, si no pertenece a este grupo la voy a desconectar”.

– ¡Eres un perro del mal, pinche imbécil, cerdo asqueroso!… gritó la chica. El micrófono lo mantenía encendido y se escuchaban ruidos raros, como cuando chillan los puercos rumbo al matadero.

-“¡Ya sáquela profe!”, dijo una compañera.

-“¡Sí, sáquela!”, comenzaron a decir mis demás compañeros.

Pero la chica seguía ahí. El maestro comenzó a ponerse un poco nervioso y desesperado. Del otro lado del monitor seguía la chica con los ojos desorbitados. Parecía un fantasma, pero no podían eliminarla.

-“Chicos, no hagan caso. No puedo dar la clase mientras me estén interrumpiendo. Desconéctense por favor”, nos dijo el maestro de matemáticas.

Intenté salirme del Zoom, pero no podía ni siquiera mover el cursor. De hecho nadie salía de la clase. Mejor dicho, nadie podía salir de clase. Le daba el botonazo para apagar la compu pero seguía encendida. Quité el cable de la corriente y aún se mantenía la sesión de la clase.

Todos entramos en pánico. La extraña chica encendió la luz y se le veía más detalle en su rostro. De hecho era muy bonita., aunque se notaba cansada.

-“Te he seguido por muchos años. Por fin te encontré, decía dirigiéndose al maestro. Te dije que ni aún muerto pagarías todo el daño que me hiciste”.

De pronto los papeles se cambiaron. Ahora el maestro era quien se veía acabado, viejo y su rostro parecía el de una momia de Guanajuato.

-“Chicos, les voy a pasar dos videos que serán la mejor enseñanza de su clase” dijo aquella extraña visitante. Y sin decir más comenzó a reproducirse un video en el que se veía el profesor junto con aquella niña. Estaban solos, en medio de un salón de clases. Se podía ver cómo comienza a acosarla, levantándole la falda del uniforme, hasta saciar sus más bajos instintos. Después el maestro abandona el salón y la chica se queda tirada en el suelo, llorando por los golpes de aquella violación hasta dar su último respiro.

En el segundo video, se ve como el maestro va caminando rumbo a su casa. Atraviesa unas vías del tren, y al momento de cruzarlas, aparecen dos tipos frente a él. Uno tenía una cadena en la mano derecha. Otro, un cuchillo en la izquierda. Un tercer sujeto llegó por detrás dándole un certero golpe en la cabeza, haciendo caer al suelo, donde a punta de patadas, cadenazos y puñaladas dieron muerte a aquel maestro.

-“¿Eres tú.. eres tú….?”. Aquel supuesto maestro intentaba levantarse de su lugar, parecía como si estuviera amarrado. La chica no le quitaba la mirada de encima hasta que se convirtió en una gran llamarada con humo negro. El sillón donde estaba el maestro comenzó a incendiarse hasta que se consumió en la totalidad.

Mis compañeros, al igual que yo no dábamos crédito a todo lo que habíamos visto a través de nuestras pantallas.

-“Hasta luego”, dijo la chica con una leve sonrisa en su cara. La sesión se acabó, esta fue la clase más terrorífica que jamás haya tomado durante esta pandemia. Nunca la olvidaré.

 

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