Por Jazmín Padilla.
El tulipán, una elegante y majestuosa flor con múltiples tonos y combinaciones, es una flor ornamental altamente distribuida en varias regiones del mundo. Siendo originaria de Kazajstán, se han desarrollado especies procedentes de otros países. Para algunos lugares, es un símbolo destacable; en Afganistán, por ejemplo, el tulipán es considerado como la flor nacional de este país.
Es común que se le denomine como tulipán holandés ya que, si bien no es el país originario de esta especie, si es el principal productor a nivel mundial seguido de Francia y Estados Unidos. En América latina, en el sur del continente es donde se focaliza su producción destacando Chile y Argentina. Lo anterior no es de extrañarse, debido a que requiere de temperaturas bajas para su cultivo, propagación y mantenimiento. Por sus climas templados, en nuestro país, el Estado de México se posiciona como el principal productor de bulbos y flor de tulipán.
El término del invierno junto con la festividad del día de San Valentín, ubican al tulipán como una de las flores preferidas para regalar un detalle en estas fechas. La gran diversidad de variedades de tulipanes, permite obtener plantas que van desde 30 cm hasta 70 cm de altura, con colores que abarcan de rojo, amarillo, morado, blanco, rosas y sus combinaciones.
La demanda en el mercado ornamental y su corto periodo de floración, hacen que los estudios biotecnológicos de esta planta se orienten a una mejor calidad en el desarrollo de la misma, alargando la vida de la flor y garantizando una mayor cantidad de bulbos al termino del ciclo de planta.
Sigue siendo un reto poder lograr con éxito la supervivencia de la planta hasta el siguiente ciclo de floración, por ello te compartimos algunas recomendaciones que pueden ayudarte para el cultivo de tus tulipanes.
Terminando la floración es necesario suspender el riego, desactivando así el desarrollo de las raíces secundarias y esperar unas semanas hasta que la planta se haya secado totalmente;
posteriormente deberás retirar los bulbos, dejando únicamente las raíces primarias, retirando las raíces secundarias y retirando las capas superficiales del bulbo.
Al terminar de secarse los bulbos, estos deberán tener una consistencia rígida y de color blanco, deben orearse en un lugar seco y fresco alrededor de 2 semanas, puedes agregar algo de canela en polvo como tratamiento orgánico preventivo contra hongos.
Una vez que los bulbos se encuentren totalmente oreados, se deben de almacenar en un lugar fresco y seco hasta el otoño o en su caso si se pretende acelerar el proceso, someter a condiciones de refrigeración (entre 4 y 8 °C) a fin de simular el clima otoñal que corresponde al momento idóneo para reiniciar el ciclo de vida de la planta; es decir, un clima ligeramente frio que le permita su desarrollo radicular antes del invierno.
Después de este periodo, el bulbo debe sembrarse en tierra con alto contenido de nutrientes y buen drenado, es recomendable sembrar hasta 3 bulbos en una maceta de 6” de diámetro alrededor 10 cm por debajo de la tierra.
Durante la etapa vegetativa, los tulipanes deben colocarse en un lugar fresco con buena iluminación con un rango de 2 a 3 horas de sol indirecto por la mañana, evitando el sol y sombra total. La humedad de la tierra debe ser media a alta con riegos abundantes pero espaciados y puedes fertilizar cada 2 semanas una vez que inicia el desarrollo de las hojas y con ello esperar una nueva hermosa flor.
El tulipán es el pavo real de las flores.
(Fabrizio Caramagna)