“Sus amigos le recomendaron consumir cristal para rendir más en su trabajo”

Joven irapuatense habló de cómo el cristal pasó de ser una salida al agotamiento a una adicción

Por Daniela Solórzano.

Irapuato, Guanajuato.- Alberto empezó a consumir cristal porque sus amigos y compañeros de trabajo se lo aconsejaron para “aguantar más en la chamba”. El joven actualmente tiene 26 años y se dedica a acomodar mercancía en una tienda departamental de Irapuato. Él ya lleva más de 6 años en la empresa y hace dos años probó por primera vez la droga.

Su trabajo se basa en cargar cajas pesadas, acomodarlas y mover tarimas, entre otras actividades que requieren el uso de fuerza física. Además, siempre hay que rolar turnos y Alberto ha estado más tiempo en la jornada de la noche más que en la mañana o en la tarde. El cansancio lo llevó a probar otros métodos para mantenerse activo.

Alberto relató que todo comenzó por curiosidad, “como me dejaban puro de noche me tomaba que el Monster o la coca con aspirina, pero ya después no me hacían nada. Entonces ya platicando con unos compas me dijeron que le entrara al criko aunque fuera de a una línea y pues que la pruebo”. Sus amigos le enseñaron a consumirlo en sus idas al baño y los efectos le quitaron el sueño, se sentía con más energía y terminaba sus pendientes a tiempo.

Después de usar el cristal únicamente para rolar turno, una o dos veces al mes, según dijo Alberto, quiso experimentar más allá del ambiente laboral: “ya le calaba de vez en cuando fuera del trabajo, cuando me bañaba o en las noches en mi casa cuando se dormían. También luego le calaba en moteles, me encerraba ahí solo ya sea jugando en el cel, viendo la tele o escuchando electro”.

Para que sus papás no se dieran cuenta y justificando su cansancio o su comportamiento, se excusaba con que el trabajo estaba muy pesado. Incluso a sus amigos que no consumían, les inventaba excusas como que se había desvelado o que se ponía borracho. El joven habló de que es más aceptable para la gente el decir que consumes alcohol, así se evitan las preguntas o las preocupaciones.

La manera más fácil de drogarse para él fue inhalando el polvo de cristal. Aunque Alberto también sabía fumar, se le dificultaba cargar con la pipa y quemar la drogar; al inhalarla, solamente necesitaba una tarjeta y un billete.  Él recordó que le gustaban tener los sentidos bien despiertos, aunque después sintiera cómo “el corazón late normal pero el cuerpo se mueve despacio”.

Poco menos de un año el cristal estuvo haciendo efecto en él, pero después de buscar dosis más altas se dio cuenta de que le estaba afectando más el consumo. La primera vez que intentó dejar su adicción duró dos semanas sin inhalarlo. Alberto tuvo que pasar por un proceso complicado, de acuerdo a lo que contó, su familia nunca se fijó en el problema que tenía y sabía que tampoco podía recibir ayuda de sus amigos.

Él comentó que tuvo suerte de poder dejar el cristal, aunque tardara un tiempo en evitarlo por completo: “ya tiene como 8 o 9 meses que nada de nada. Lo traté de dejar de chingadazo, pero no la libré luego luego. Me empecé a sentir de a tiro bien mal y siempre pensando que si me echaba una línea, aunque sea se me iba a quitar la tembladera”.

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