Guanajuato.- Con la muerte de Hugo García, policía municipal de Salamanca, ya van 29 asesinados en el estado durante el 2025 hasta septiembre. Según lo documentado por Causa en Común, Guanajuato es el segundo estado con mayor cantidad de homicidios a elementos de seguridad, sólo detrás de Sinaloa, que tiene 35 en su lista.
Los municipios en donde hay más registros de muertes son Celaya con 7, Salamanca y Valle de Santiago con 4 cada uno. Celaya es de las principales ciudades que ha experimentado la expansión de crímenes de todo tipo, desde robos hasta asesinatos, resultado de pertenecer a un punto estratégico para el narcotráfico.
De acuerdo con la información, 20 eran funcionarios municipales, 4 de la Guardia Nacional, un militar y un tránsito. De ellos, 3 eran mujeres y los otros 26 fueron identificados como hombres. En la mayoría de los casos, su homicidio ocurrió estando en horario laboral, pero 10 de ellos se encontraban en descanso, mientras que 2 eran ex policías y de uno no se tiene dato.
La mecánica de ataque consistió en agresiones directas, generalmente recibieron impactos de bala ya sea dentro de su domicilio o en la vía pública. No obstante, hubo situaciones en las que se privó de la libertad a los oficiales para posteriormente provocarles la muerte.
En 18 de las 29 defunciones, se reveló la identidad de las víctimas, no obstante, apenas se supo que la edad de una de ellas era de 22 años. La joven había desaparecido durante su día de descanso junto a otro agente en Salamanca, un mes después sus restos fueron ubicados.
El año pasado 61 policías fallecieron, siendo el número más alto de las 33 entidades, que en total sumaron 320 cuerpos sin vida. Este año, se contabilizan 244, faltando casi 4 meses para su fin.
Los resultados de la seguridad de los propios cuerpos de seguridad dejan una muestra del ambiente en el que se desarrolla Guanajuato. El refuerzo de la institución, al parecer, es urgente, ya que los policías no están muriendo por enfrentarse a grupos delictivos, según lo visto, más bien podría tratarse de una “cacería”, y ya sea en funciones, de civiles o retirados, siguen siendo un blanco fácil.
