Cuerámaro, Guanajuato.- Salvador Vargas Campos de 42 años es de oficio albañil y durante un año ha trabajado en el panteón municipal, una de sus actividades es apoyar en la exhumación de restos.
Él realiza la construcción y remodelación de lapidas y cuando se trata de exhumar un cuerpo, junto a otras personas sacan la caja o féretro.
“Tienes que tratar todo con respeto, aquí no se trata del ahí se va y tenemos que tener respeto sobre todos los difuntos y más que nada a los familiares porque las satisfacción de nosotros es que estén contentos con el trabajo que uno les hace”, platicó Salvador Vargas.
Trabajar en el panteón con los difuntos representa para Salvador tener respeto por las pertenencias de los muertos, “Yo no me llevo nada, es de ellos; los difuntos se deben tratar con mucho respeto”.
Salvador Vargas recordó que la primera ocasión que le tocó realizar este trabajo en el panteón sintió “como escalofríos y el temor de que me vaya a hablar en la noche y me vaya a decir por qué me molestaste”.
Una vez que los restos se exhuman se llevan a la iglesia que se ubica en el recinto, “más que nada para no meternos en mal con ellos”.
Su mayor satisfacción son las gracias que los familiares de los difuntos le dan. “El buen trabajo es la garantía del maistro “, dijo.
