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“Me atraparon y me juzgaron como criminal antes de alcanzar el sueño americano”: campesino deportado

"Para Donald Trump estamos catalogados como criminales", Óscar Conejo, cayó preso en la cárcel de Maverick

Irapuato, Guanajuato.- “Me agarraron en el camino y caí en la prisión de Maverick, no me dejaron llegar más lejos” así contó Óscar Conejo lo que vivió hace seis años cuando intentó cruzar al “otro lado” en busca de mejores oportunidades.

Óscar Conejo campesino de hortalizas en Salamanca, dijo que vio un declive muy fuerte en el campo, razón por la cual decidió aventurarse e intentó cruzar la frontera, sin embargo, salió peor, pues hasta a la cárcel fue a dar, comentó el salmantino.

“Intenté pasar por Ciudad Acuña, íbamos un grupo de veinte personas, todas del estado de Guanajuato, ya estabas a punto de llegar, nomas que, en el último papalote, un compañero se subió y fue visto por un ranchero de los de allá y llamó a la patrulla de la migra y hasta helicóptero mandaron”.

El aventurero comentó que ya estaban por llegar a su destino, pero el ranchero dio el “pitazo” y agarraron a todos los que iban en el grupo, y añadió que ya llevaban más de cuarenta horas caminando en la montaña del lado norteamericano, inclusive el “coyote” ya les había dicho que ya estaban a pocas horas de llegar.

“Fue en los primeros años de la presidencia de Trump, creo que a los rancheros les daban un dinero por cada inmigrante que denunciaran, íbamos veinte, así q el ranchero se rayó”.

Óscar mencionó que cuando volteó, el “pollero” ya no estaba, fue el primero que corrió y a él no lo detuvieron.

Fueron quince días en los que el campesino salmantino estuvo en la cárcel, fue presentado ante un juez como un criminal, pues para Trump estaban catalogados como tales, y estaba esposado de pies y manos, el crimen que cometió fue haber cruzado de manera ilegal la frontera.

Conejo recordó que le asignaron un abogado el cual le recomendó que cuando llegara ante el juez, él se declarara como culpable, de otra manera pasaría encerrado varios años, pero si aceptaba su culpabilidad sería repatriado a México.

“Mira si pides asilo político puede ser que tengas suerte y en un año te llegue la sentencia, pero hay casos que tienen hasta diez años encerrados y no les ha llegado nada y siguen encarcelados”.

Óscar dijo que decidió declararse culpable y solo tuvo que esperar a que se juntara un viaje, es decir, que la migra agarrara a más compatriotas, para dejarlos en la frontera y deportarlos a México.

En lo que eso sucedía el mojado guanajuatense dijo que descansó y comió muchas zanahorias, pues era lo que más le daban de comer, además de una comida insípida sin sal, ni azúcar, sin embargo, no podía quitarse del pensamiento a su familia y se preguntaba constantemente, si ya habrán comido sus hijos y su esposa.

Ya del lado mexicano el salmantino contó que, a los deportados, que todavía tenían un dinero, pues los dejaban en la central de autobuses para que regresaran casa, los que no tienen los llevan a un albergue en donde les dan comida y asilo, hasta que la familia le manda el dinero necesario para comprar el boleto del autobús y regresar con su familia.

Óscar Conejo terminó su aventura al abordar el autobús que lo traería de regreso a tierras guanajuatense, pues él fue de los afortunados que pudo esconderse mil pesos, compró el boleto que le costo 700 pesos y le quedaron 300 pesos para el camino, aunque la aventura y el deseo de encontrar trabajo y mejores condiciones le costaron más de 15 mil pesos.

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