“Lo mejor es que duerma, está sufriendo mucho”

eutanasia

Irapuato, Guanajuato

Comenzó a tener diarrea y ya no quería comer, sin embargo no se quejaba, sólo caminaba de un lado a otro y parecía que no quería ocasionar problemas, pues en la familia tenía un lugar y lo menos que quería eran conflictos, sin embargo empeoro y el médico dijo esas palabras que posiblemente las personas no quieren escuchar “lo mejor es que duerma, está sufriendo mucho y jamás va a ser el mismo”.

Con apenas cinco años de vida, ocurrente, travieso, como cualquier “niño”, Homero llegó envuelto en cobijas, era un pequeño con ojos saltones, orejas cortas y un poco gritón, sin embargo con el paso del tiempo se fue ganando poco a poco un lugar en un hogar, pues su “mamá lo había abandonado”.

Delgado ya era, pero los huesos no se le alcanzaban a ver, su cabeza comenzó a moverse de un lado a otro, las piernas ya no le respondían y quería estar recostado todo el día, su rostro estaba cabizbajo.

Al ir al médico, un hombre güero, alto y de unos 55 años aproximadamente, dijo que no era de cuidado y con unas inyecciones iba a sanar y ser el mismo de antes, pero al contrario fue empeorando; la esperanza no se perdía, “cuánto va a ser” y respondía “solamente 400 pesos, me lo traen a los dos días, pero van a ver que ya va a estar bien”.

Ya con otro médico, comenzaron a realizarse estudios “lo mejor es que se quede internado o si quieren ustedes lo pueden inyectar, tienen que consentirlo, denle de comer lo que quiera, aquí tenemos que hacer que coma”, esas fueron sus palabras, aunque la enfermedad no la tenía bien definida.

Ahora yace en un colchón recostado la mayor parte del tiempo, cuando se levanta ya no puede mantenerse erguido como antes, le cuesta trabajo y se va de lado, come en la “cama” y sigue sin decir nada y sin quejarse.

En otra opinión, el veredicto era complicado de escuchar, “sino lo quieren ver sufriendo, lo mejor sería que durmiera, pero esa es una decisión de ustedes, la enfermedad llegó a su sistema neurológico y los temblores van a seguir y después comenzarán ataques y…”

La realidad es una decisión no definible, pues aunque todos en el hogar lo quieren tener con vida, tenerlo por muchos años, verlo crecer y envejecer, también su sufrimiento puede ser ese mismo periodo de tiempo y ahora que ese perro llamado Homero padece algo que lo hizo decaer y que probablemente no lo haga recuperar se ganó un espacio en una familia.

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