Ivette “heredó” la responsabilidad de cuidar a su abuela y ahora a su madre

La joven ha pasado prácticamente la mitad de su vida cuidando a los adultos mayores de su familia

Irapuato, Guanajuato.- Ivette Chávez es una mujer de 27 años que se ha encargado de cuidar adultos mayores desde su adolescencia. Su prioridad ahora es su abuela de 79 años y su mamá, ya que ambas padecen enfermedades que requieren cuidados. Poco a poco ella ha heredado la responsabilidad de atender a los adultos mayores de su casa. “Como desde los 14 o 15 años le ayudo a mi mamá. Primero era mi abuelo con su cáncer, le ayudaba con mandados y a quedarme con ellos en las tardes, aunque fuera a platicar para que no estuvieran solos.”

Ivette comentó que su abuela tiene Parkinson, hipertensión e incontinencia fecal y de orina. Además, padece de diabetes desde los 43 años y hace 8 años sufrió una caída que le dejo una fractura de cadera de la que no ha podido recuperarse, por lo que no sale de su cama. Sus cuidados implican llevar una dieta muy rigurosa y diariamente debe tener un control de la presión y la glucosa.

Sus medicamentos son muy importantes porque “toma alrededor de siete medicamentos en la mañana, insulina en la tarde y toma cuatro medicamentos en la noche”. Afortunadamente para su familia, según comentó Ivette, su abuela cuenta con seguro médico, ya que la mayoría de los fármacos que necesita son caros. Aunque la joven dijo que hay muchas ocasiones en que la institución le ha negado medicamentos por falta de insumos y ha tenido que buscarlos por fuera.

Ivette señaló que incluso los médicos especialistas del seguro social y algunos enfermeros ya ubican en caso de su abuela. Esto ha permitido que ya no la manden citar cada mes para los chequeos de rutina y es un “alivio” porque el traslado es cansado tanto para la joven como para ella.

De todas maneras, ella comentó que el servicio tiene cosas buenas y malas:

“Claro, hay algunas circunstancias que han sido como tres o cuatro veces que ha estado internada, cada médico que llega en cada horario diferente le pone diferente medicamento, no se ponen de acuerdo. Entonces para una persona que tiene tantos años tomando la misma medicación es delicado. Un día me la dejaron en coma diabético”.

Para Ivette, sus responsabilidades más pesadas comenzaron a raíz de la caída de su abuela. Los baños de esponja, el uso de pañal y la silla de ruedas se convirtieron en atenciones de todos los días: “en este tiempo de calor hay que asearla diario, yo la tengo que cargar mientras mi mamá le lava el cuerpo”.

Aproximadamente la abuela pasa dos o tres horas comiendo, pese a que todavía come sola, es necesario que Ivette la acomode en su cama y se queda con ella por si requiere algo o incluso tiene que darle de comer en la boca cuando está más delicada de salud.

“Mi mamá es un adulto mayor que poco a poco va requiriendo más cuidados”, mencionó también. Pero como ella no tiene seguro, Ivette tuvo que ingeniárselas y lo que ha aprendido de los médicos que se ocupan de su abuela lo ha implementado para las atenciones que va requiriendo su mamá.

Como tal, Ivette no tiene un empleo formal y dijo que a partir de las 10 de la noche, que es cuando su abuela se duerme, puede tener tiempo para ella. Su oficio es tejer y hacer llaveros, pero generalmente son encargos que le hacen sus amigos y familiares. Lo que le pagan lo invierte en cajas de guantes, pañales y lo que haga falta.

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