Detrás de las coreografías del Ballet Folklórico de la UG hay un trabajo de investigación histórica

Charla con Alberto Martínez Rocha, Secretario Artístico del BAFUG

Guanajuato, Gto. – Parecía una escena de los primeros años del porfiriato, de ese México afrancesado, con un mestizaje que se vestía de fraques negros, con camisa con alzacuello redondeado; corbatas amoñadas y pecheras al estilo mexicano: colores intensos y diseños con una dosis de barroquismo. Los vestidos, bordados, ampones, sobre mujeres de rostro marcado por intensos rojos en los labios y grandes ojos expresivos, bajo elaborados chongos

Alejandro Cordero Vázquez habla sobre cómo se forjó esta imagen, la de uno de los grupos del Ballet Folklórico de la Universidad de Guanajuato (BAFUG), de juventud universitaria que rendía homenaje a un joven guanajuatense que murió a los 26 años y que legó al estado, a México y al mundo el inmortal vals que lo hizo inmortal: “Sobre las olas”, llamado originalmente “Junto al manantial”.

El entrevistado luce con porte un fistol rojo prendado sobre un traje que es alusión al vestir decimonónico. Explica que no basta participar en las coreografías luciendo esa ropa hermosa: se danza y baila a partir del conocimiento histórico de orígenes de bailes, vestuario y coreografías.

Es el secretario artístico del BAFUG y director del grupo infantil de la misma. Añade:

Coreografías y ropajes de los bailes escenificados son el resultado de una investigación histórica hecha por Alberto Martínez Rocha, director del grupo. Esa información llega al equipo de diseño del ballet, coordinado por el arquitecto Alfredo Martínez Barrientos.

La investigación histórica los ha llevado a tener detalles sobre tipos de ropa y sus diseños. Se eligen telas y calzado, peinados y portes. El reto no es menor: a diferencia de otras coreografías, donde las y los bailarines visten uniformados, en el homenaje al de Santa Cruz no hay vestido del mismo color ni con el mismo diseño de bordado. Cada uno es único. Lo mismo pasa con corbatas y pecheras de los varones.

La información recabada por ambos es transmitida a los bailarines para que se integren al espíritu del tiempo de la pieza.

Esa labor coreográfica se vio enriquecida durante meses de trabajo desde casa debido a la pandemia de Covid 19. Alejandro narra que entre 2020 y 2021 tuvieron un trabajo de diálogo con grupos folklóricos de 12 estados:

Recuerda a Nuevo León, Veracruz, Yucatán, Nayarit, Jalisco chihuahua, Tamaulipas y Oaxaca. Durante una semana intercambiaban información sobre coreografías, historia, vestuario y contextos culturales de los bailes de cada región.

Así, las coordinaciones de vestuario, escenografía, maquillaje y utilería fueron integrando y enriqueciendo las coreografías para las representaciones de la diversidad cultural mexicana.

En el espectáculo de arranque de la Universiada Cervantina, con garbo, sonrisas acordes al manual de modales y discretos saludos, entraron al auditorio para así rendir homenaje a Juventino Rosas con coreografías para tres valses, escenificadas como parte de la celebración de una boda. Ahí lucieron trajes y vestidos, entre la parsimonia de esas danzas festivas y glamurosas heredadas de la Europa del siglo XIX y que ahora la reconquistan en el siglo XXI.

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