Investigan en UG cultivos tolerantes a sequías mediante ingeniería genética

Guanajuato, Gto.- Cultivos tolerantes a las sequías, mismos que con el cambio climático están siendo cada vez más necesarios, ya que merman la producción alimentaria alrededor del mundo, es lo que investiga la Dra. Anareli Quintero Jiménez, investigadora y docente de la Universidad de Guanajuato (UG) en el Campus Celaya-Salvatierra. 

Dichos trabajos se centran en la utilización de genes obtenidos de plantas resistentes a las sequías, o de resurrección: “En el caso de plantas de resurrección como la Selaginella lepidophylla se encontró que hay unos genes que participan en la ruta de biosíntesis de un azúcar. Ese azúcar que se llama trehalosa, es lo que encapsula las proteínas y las membranas de las células y no dejan que se desnaturalicen las proteínas o se fusionen las membranas cuando hay falta de agua”, describió Quintero Jiménez. 

Agregó que su tarea fue insertar dichos genes en una planta de frijol, y actualmente lo realiza en aguacate, lo cual se logra utilizando la maquinaria de una bacteria (Agrobacterium tumefaciens) para introducir genes de interés en células vegetales. Otra herramienta que usan es la llamada CRISPR-Cas9 para mutar el gen de la trehalasa y aumentar su concentración en los cultivos. CRISPR-Cas9 permite generar mutaciones dirigidas eliminando genes, ya sea para ganar o perder una función. Se utiliza también en seres vivos para tratar enfermedades genéticas.  

Se trata de un trabajo colaborativo entre la UG y el Dr. Gabriel Iturriaga de la Fuente, del Instituto Tecnológico de Roque que es pionero en México en el estudio de las genes de plantas de resurrección, instituciones en las que trabaja la doctora.  Este estudio es uno de muchas posibilidades que hay con dicha herramienta, ya que en lo que refiere a ingeniería genética, es de lo más avanzado que existe actualmente. A nivel internacional ya se estudia su aplicación para curar enfermedades como la esclerosis múltiple, al retirar el error genético causante; ahora mismo sólo ha sido probado en ratones, pero se espera que pronto pueda aplicarse en humanos. 

“No hay ningún dato que sugiera que los transgénicos causan cáncer”, declaró tajante la investigadora guanajuatense, consciente de las críticas que actualmente existen contra los alimentos transgénicos, como se les ha llamado a las plantas trabajadas con ingeniería genética. “El asunto es que todo el tiempo comemos genes, todo el tiempo; cuando tú te comes una hoja de lechuga, ahí hay genes; si te comiste una zarzamora que tenía por ahí una larva de gusano y no te diste cuenta, te comiste los genes del gusano y la zarzamora”, dijo la Dra. Anareli. 

Agrega que todos los seres vivos de este planeta compartimos el mismo código genético, en diferente orden, por lo que resulta extraño que ahora se preocupen tanto por los efectos que pudieran tener. En su trabajo del laboratorio de primera mano ha notado lo delicados que son los ácidos nucleicos (DNA y RNA) a la hora de manipularlos, por lo que, si se exponen al ácido gástrico del estómago, difícilmente podrían tener un efecto en el organismo.  

Una cuestión que sí inquieta es el uso excesivo de agroquímicos en la industria alimentaria, cuyo efecto dañino en la salud, al menos en las personas que lo aplican, está más que comprobado, siendo que al final de igual manera terminan en nuestros platos, por lo que considera que ahí sí puede haber un verdadero peligro.

Otro motivo por el que confía más en los transgénicos que en los cultivos expuestos a agroquímicos, es que justamente muchos de ellos son para evitar el uso de los mismos, hacer uso más eficiente del agua, tolerar la salinidad, ser más nutritivos, aumentar su capacidad de fijar CO2 para aumentar los rendimientos, entre otras características. 

Además de que los primeros son sometidos a un escrutinio minucioso y largo, de tal manera que una planta no se considera apta para el consumo humano hasta después de siete años de estos análisis. La Dra. Quintero Jiménez es coautora de un artículo publicado en noviembre pasado en una revista suiza de alto impacto, donde se describe en detalle este análisis.

Finalmente, la Dra. Anareli compartió su opinión sobre acontecimientos recientes relacionados con los transgénicos, específicamente la prohibición de importar maíz genéticamente modificado a México. “Actualmente no estamos produciendo suficiente el maíz para cubrir nuestras necesidades, para nuestra alimentación y para los animales, entonces, si se restringe la importación sabemos que va a ocurrir, se va a empezar a encarecer y van a subir los precios y es una escalada de problemáticas”, esto porque el país consume mucho más maíz del que produce. 

Finalmente , consideró debemos ver el mejoramiento genético convencional como  una oportunidad de combatir los problemas de hambre en el mundo, al producir alimentos más baratos, más nutritivos y sobre todo más resistentes al cambiante clima, por lo que incluso considera es una apuesta a futuro ya que problemas como la falta de agua potable, ya son una realidad en muchas partes del mundo. 

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