Honorio Ramírez, de la magia a la invención

Columnistas Abel 660 x 330

“Traigo del inframundo huestes convertidas:
haraganes convencidos por la liturgia del trabajo,
herejes revitalizados en sus doctrinas,
mercenarios juramentados en la lealtad
y furias arrepentidas de su labor.
Del poema: Di que sí. Abel Pérez Rojas.
Abel Pérez Rojas.

Opinión.- El Universo está plagado de fenómenos que escapan al entendimiento del hombre. Poco a poco valiéndose de diversas herramientas teóricas y experimentales, incorpora a su acervo los conocimientos.

Cuando los fenómenos desconocidos son asimilados por el entendimiento, en esa clarificación resuelve otras lagunas inalcanzables hasta ese momento. Pero en realidad ese logro es una ilusión, porque lo cierto es que si tomara cabal consciencia de su ignorancia podría quedar petrificado ante el horror de comprender que sabe muy poco.

Pese a ello, el hombre vive corrompido por la comodidad. Pocos seres se atreven a realizar una indagación del mundo interno y  con ello transformar la realidad.

José Honorio Ramírez Meza fue uno de esos seres tocados por el germen del saber que no se permite renunciar a la búsqueda de la profunda explicación del porqué de la existencia, así se inició en la magia.

Su vida constituye en sí un cuestionamiento de raíz al paradigma predominante, entonces las grandes masas simultáneamente levantan el brazo para tapar su vista y no voltear a verlo.

Nació el 30 diciembre de 1900, en Hacienda de San Cristóbal, León, Guanajuato.  Honorio cultivó el autodidactismo desde muy temprana edad y hasta el último día de su vida, que se prolongó hasta los 99 años.

De Pancho Villa aprendió  la irrenunciable valía de siempre honrar la palabra.

En su íntima búsqueda, y desde muy joven, Honorio se afilió a la Masonería –a la cual perteneció toda su vida-, ingresó a la Orden Rosacruz, a la Escuela Teosófica, a la Sociedad Filosófica de la Vida Impersonal y a los Clubes Científicos de México.

Honorio registró patentes para productos de su invención:  grasa para el aseo y conservación de pieles y calzado; Imper, con el cual se puede limpiar, suavizar, abrillantar y conservar toda clase de artículos de piel, muebles de madera, metal o armas, utilizado entonces por el ejército. Su experiencia en el cuidado de pieles le llevó a establecer en México la primera tintorería especializada en el ramo.

Creó lámparas de alcohol y cera para mantener los alimentos calientes y diseñó un péndulo electroimán el cual empleó en la búsqueda de tesoros.

La práctica del ocultismo inspiró a José Honorio a escribir dos libros: “Radiestesia, develación de incógnitas” y “Gotas de Sabiduría. Vislumbres de luz en el conocimiento humano sobre el infinito”. Además es recordado por sus conocimientos de herbolaria y por la sanación con imposición de manos.

Honorio permaneció lúcido, fuerte y autosuficiente hasta el último día de vida, el 24 febrero del año 2000.

Su historia, como la de muchos seres más, son acicate para las mentes y los corazones de mujeres y hombres que por diversos motivos intuyen que la realidad va más allá de lo que nuestros limitados sentidos captan, y trascienden a lo que nuestro engañoso pensamiento se aliena ¿O no?

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