El Ejército Mexicano, entonces ¿para qué sirve?

Luego de la corretiza que en Nueva Italia, el desarme en Sinaloa o peor aún que queden a deber unos pollos en Irapuato y se escondan para no pagarlos, para qué queremos un Ejército

Por El Columpio.- El Ejército Mexicano era considerado como la Defensa de México, tal y como lo describen sus palabras, pero en los últimos tiempos modernos, parecen “veladores de colonia”, pero “chiquitos” y con pocos… o pocas ganas de hacer valer que son quienes pueden cuidar a los mexicanos.

Aunque hay que señalar que con todo respeto a los veladores que muchas veces se avientan contra delincuentes, pese a que no usan armas, no tienes prestaciones o vehículos para accionar de la manera más rápida, sino muchas veces en sus bicicletas o motocicletas.

Y el Ejército Mexicano, entonces ¿para qué sirve?, luego de la corretiza que les pusieron en Nueva Italia, Michoacán o bien el desarme en Sinaloa o peor aún que queden a deber unos pollos en Irapuato y se escondan para no pagarlos, para qué queremos un Ejército.

Vergüenza que se les vea como los turistas de México, porque solamente se les observa “realizando recorridos”, pero ningún resultado, incluso como diría el presidente Andrés Manuel López Obrador, “hay que cuidarlos”, pero a los delincuentes.

Vergüenza que, en lugar de hacer su trabajo, ahora hasta tengan que cuidar a los delincuentes, el propio Epigmenio Ibarra, un convencido de la estrategia de la 4T de AMLO que la violencia no se combate con más violencia, pero también dice que a una acción hay una reacción y aquí es dejar que te peguen y que si le pegan a tu pueblo lo admitas.

Sería inamisible para aquellos que son papás, que alguien les pegue a sus hijos y no es por violencia, sino porque es un derecho el defenderse de aquellos que pongan o destruyan la tranquilidad de un país, pero nada de puede hacer, así como usted lo oye.

Entonces el Ejército para que sirve, dirían los más pequeños, hay que tomarnos una foto y subirnos a sus patrullas, se ven bonitas, como cuando vas a un museo a observar lo que un día fue y ahora solamente es un adorno.

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