Encontró el equilibrio entre ser madre y médico; Beatriz Piñón

La doctora disfruta de sus dos facetas

Por Gerry Orozco.

Irapuato, Guanajuato.- La doctora Beatriz Piñón encontró el equilibrio entre ser mamá y ser doctora; por la mañana es profesionista de la salud y por las tardes es mamá, sus actividades profesionales no interfieren con sus actividades familiares, lo que le permite disfrutar ambas facetas de su vida.

La doctora Beatriz Piñón, señaló que la llegada sorpresiva de su primer hijo la llenó de miedo, porque no tenía ninguna experiencia de haber cuidado algún hermano menor o algún sobrino, nada.

La práctica es muy diferente a la teoría señaló la doctora y mencionó que existen muchas cosas que se desconocen cuando ya te enfrentas a ser mamá; una de ellas es el buscar el equilibrio entre las labores de la casa, la pareja, el trabajo y por supuesto el bebé.

Durante el primer año de su hijo Óscar Fabián la doctora Beatriz decidió, no ejercer su carrera y dedicarle todo ese tiempo al bebé, y disfrutar de esa etapa, ver sus cambios, sus primeras palabras, sus primeros pasos, entre otros aspectos.

Al pasar el primer año de su hijo, la situación económica, aunado a las ganas de practicar de lleno la medicina, la doctora decidió emprender su vida laboral y no solo eso, sino que también tuvo la oportunidad de estudiar una especialidad en medicina familiar, “quería superarme como médico”

La médico relató que los problemas para mediar el papel de ser madre con el ser una estudiante de una especialidad médica aparecieron rápidamente, “el pequeño me absorbía al 100%, en ocasiones tomaba un libro para estudiar y el niño quería atención para jugar u otra cosa y pues no me permitía concentrarme en el estudio, era frustrante en algunos momentos”, puntualizó.

La especialidad duro tres años, hubo la necesidad de que Óscar, su hijo, se quedara al cuidado del papá, ella estuvo de interna en otra ciudad, lejos de la casa familiar. La doctora mencionó que los sacrificios fueron muchos, no sólo por parte de ella, sino también, por parte de su hijo, pues tuvieron que pasar muy poco tiempo juntos durante ese tiempo de la especialidad.

La doctora Piñón considero que el pequeño Oscarín, que ya tenía 6 años, no entendería lo que iba a suceder una vez que ella entrara a cursar la especialidad, y no habló con él sobre el tema y el niño lo tomó como un abandono, “fue un error de mi parte no hablar con él”, puntualizó con tristeza.

Sin embargo, el día de hoy ve los frutos de haber tomado la decisión de entrar a la especialidad, pues gracias a eso sus hijos gozan hoy de una estabilidad económica que les permite alcanzar sus sueños fincados en los sueños que ella también pudo alcanzar, dijo.

Al terminar la especialidad la galena o doctora decidió embarazarse nuevamente, “era un hijo deseado, pero la estabilidad con la pareja no era la mejor”, lo que provocó en ella una serie de sentimientos encontrados y que fuera de alguna manera difícil esa etapa.

Por el contrario, la experiencia que había acumulado con su primer hijo le valió para que fuera más fácil el día a día con el nuevo bebé; con el primero fue más aprensiva, más estricta, cometió más errores y con el segundo esos errores disminuyeron, además de que la estabilidad emocional y económica fue muy diferente en cada hijo; “a Ángel ya le tocaron las cosas más facilitas”.

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