Don Luigi: Guardian de la tradición de “El Gusano Rojo” y la lucha libre | Video

La emblemática cantina fundada en 1943 se convirtió en un refugio de historias, mezcal y máscaras

Irapuato, Guanajuato.- El Gusano Rojo, una de las cantinas más antiguas y representativas de Irapuato, está de luto. Luis Arriaga, mejor conocido como Don Luigi, falleció a los 84 años dejando tras de sí un legado que combina tradición, deporte y cultura popular.

Fundada el 1 de junio de 1943 por su padre, El Gusano Rojo comenzó como un modesto negocio llamado La Bonanza. Fue Don Luigi quien, años más tarde, heredó el establecimiento y lo transformó en un rincón único de la ciudad: un bar con alma, cargado de historia, música, mezcal oaxaqueño y un ambiente que mezcla lo bohemio con lo deportivo.

Ubicada en la calle Niños Héroes número 20, en la colonia Santa Julia, la cantina se convirtió en un punto de encuentro para jóvenes, trabajadores, vecinos y visitantes. Lejos de ser un lugar de excesos, Don Luigi la mantuvo como un espacio de convivencia, donde “a los muy tomados ya no se les daba servicio, para evitar problemas”, decía.

Pero El Gusano Rojo también fue el templo personal de Don Luigi para rendir homenaje a su otra gran pasión: la lucha libre. En su juventud, entrenó como luchador —aunque su debut nunca se concretó—, y su amor por el pancracio lo llevó a llenar las paredes de su cantina con máscaras, afiches, recortes y objetos relacionados con el cuadrilátero. Además, su lazo con la lucha fue más allá: era cuñado del reconocido luchador Blue Panther y abuelo de Black Panther y Blue Panther Jr.

“El lugar tiene historia, y yo solo la sigo contando”, decía Don Luigi. Su personalidad alegre y cercana lo hizo querido por generaciones de irapuatenses que encontraban en él no solo un cantinero, sino un contador de anécdotas, un anfitrión entrañable y un símbolo vivo de una Irapuato que se resiste a desaparecer.

Hoy, con su partida, El Gusano Rojo se convierte en un espacio de memoria colectiva. Más que un bar, es un testimonio del paso del tiempo, de las historias que se beben entre sus muros, y de una identidad cultural que Luis Arriaga supo preservar con dignidad y pasión.

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Periódico Notus
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