Por Gerry Orozco.
Abasolo, Guanajuato.- Bolero desde hace 25 años, instalado en el Jardín Principal, Rubén Granados aprendió el oficio de su padre, quien desempeño esta actividad por 15 años.
Rubén contó que, a causa de la poliomielitis, enfermedad que lo aquejó desde pequeño, y que provocó que el funcionamiento de sus piernas fuese limitado, no tuvo la oportunidad de desarrollarse aprendiendo algunos oficios, y el único que vio como un opción para ganarse la vida fue aprender el oficio de su padre; sus pierna fallan pero de sus manos y brazos “está al 100” mencionó el bolero.
El puesto donde Rubén hace el trabajo de lustrar el calzado de los abasolenses tiene ya 40 años. En un principio se ubicaba en los portales del Jardín, pero en la remodelación que se hizo al Jardín Principal en tiempos de José Antonio Negrete fue reubicado en el “jardín de arriba”.
Los comerciantes que fueron mandados al jardín de arriba pidieron a las autoridades municipales que los regresaran a su lugar de origen una vez terminados los trabajos de remodelación; las autoridades municipales accedieron a regresarlos, pero, “nomas que salió un listillo que me agandalló el lugar” dijo el bolero.
En un principio el cambio hacia el jardín de arriba lo perjudicó pues los clientes no ubicaban donde lo habían reubicado, pero la paciencia de Rubén y su buen trabajo le generaron rápidamente, nuevos clientes y volvió a acreditarse.
Un sinfín de anécdotas ha presenciado el Bolero del jardín de arriba, una de ellas que le causó mucha risa es que hace unos años los trabajadores del ayuntamiento hicieron un simulacro de desalojo de la presidencia municipal por un temblor, una hora más tarde un temblor azotó al municipio, los burócratas salieron despavoridos de la presidencia haciendo caso omiso de todo el entrenamiento que habían tenido momentos antes relató el Rubén
Rubén tiene ya una familia, tiene dos hijos pequeños de 8 y 3 años que son su prioridad en la vida y su motivación para salir a trabajar día con día.
