El enigma de la tumba de “La Llorona”

Los lamentos de “La Llorona” resuenan en toda la república mexicana

Irapuato, Guanajuato. – La leyenda de “La Llorona”, ese triste y aterrador espíritu que llora desconsoladamente por sus hijos, es una narrativa que todo mexicano ha escuchado por lo menos una vez en su vida durante generaciones. Sin embargo, pocos conocen la historia de su supuesta tumba, un enigma que ha “intrigado” a aquellos que se aventuran a explorar sus misterios.

Los restos de La Llorona, según algunos relatos, se encuentran en un rincón de Dolores Hidalgo, exactamente en la Hacienda Siete Reales, ubicada a lo largo de la carretera que conecta Guanajuato con Dolores Hidalgo.

En esta hacienda, una placa con la fecha de septiembre de 1923 marca el lugar donde se cree que descansan sus restos. Sin embargo, la gente de los alrededores asegura que los lamentos y susurros de La Llorona se escuchan desde mucho antes, aproximadamente desde 1850.

Otra versión de la historia sostiene que la tumba real de La Llorona se encuentra en el Panteón Dolores de Jerez, Zacatecas, lo que agrega un toque de misterio y ambigüedad a la leyenda. Independientemente de cuál sea la ubicación real, un hecho perdura: la figura de “La Llorona” sigue siendo un ente inquietante que ha cruzado el umbral de la mitología para atormentar a la mayoría de los mexicanos en algún momento de sus vidas.

En particular, los habitantes de Dolores Hidalgo han relatado historias inquietantes que datan de varios años atrás. Se dice que La Llorona atormentó a la comunidad durante un largo período, lo que llevó a la creencia de que sus lamentos estaban vinculados a trágicos sucesos. Se rumorea incluso que personal del Vaticano visitó el municipio para llevar a cabo exorcismos destinados a poner fin a su presencia.

La tumba de La Llorona en la Hacienda Siete Reales tiene una estatua que representa a una mujer, cuyo rostro refleja un profundo dolor, sufrimiento y soledad. Algunos testigos afirman haber visto a esta estatua llorar, mover sus manos y, en ocasiones, cerrar los ojos. Se cree que cuando la estatua cierra los ojos, La Llorona sale en busca de sus hijos.

La leyenda de La Llorona incluye un episodio oscuro y trágico en el que, debido a su locura, se cree que asesinó a sus tres hijos de la manera más cruel: ahogando a dos de ellos en un río y quemando vivo al tercero. Aunque se arrepintió de sus acciones, ya era demasiado tarde. Después de su muerte, se condenó a vagar eternamente en busca de sus hijos perdidos.

Los habitantes de Irapuato, sostienen que los desgarradores lamentos de “La Llorona” resonaban en las noches oscuras hace ya algunos años, principalmente en las colonias cercanas a los ríos de este municipio, quienes cuentan que escucharon su característico grito de “¡Ay mis hijos!”.

Además, se dice que los niños corren peligro si “La Llorona” anda suelta. El espíritu, en su locura eterna, toma a los niños creyendo que ha encontrado a sus hijos perdidos, pero al darse cuenta de su error, se los lleva para, supuestamente para matarlos.

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