Pensé que a lo mejor lo haría cuando tuviera diez años. Pero se adelantó. Tiene solamente siete años y por su cabeza pasaron mil cosas.
-¡Papaaaá!, ¿qué pasó?. me decía desde adentro del baño.
-¡Hay mucha sangre!, gritaba entre confundida y asustada.
Dejé lo que estaba haciendo y fui corriendo a donde estaba ella. Señalaba el bote de basura con papel higiénico teñido de color púrpura.
-No sé. A la mejor le salió sangre de la nariz a tu hermano. O tu mamá… ya sabes…. Lo dije sin pensar que tenía siete y no diecisiete.
-Salió corriendo y busco a su hermano mayor. No, no tiene nada -me dijo un poco intranquila-.
-¿Se cortó mi mamá?.
– No hija… Hice una pausa y traté de explicarle lo mejor que pude. Se llama menstruación. A las mujeres les sale sangre cada mes.
-¿Sangre?, ¿por dónde?
-¿Por aquí? -Le dije tocándome las partes nobles-.
-¿Pero… por qué?
-Mira, es lo más natural del mundo. Son ciclos que tienen las mujeres. Si no se embarazan, desechan las células… les dura unos tres días más o menos. Cada mes.
-¿Por qué a mí no?.
-Porque aún no eres adolescente. Ya te tocará.
-Pero a qué edad me pasará.
-No sé, varía. A los diez, once, doce… no hay fecha…. A lo mejor más grande. -¿Has visto las toallas que compra tu mamá?. Pues sirven para que no se manche, y se la cambia cuando ya está muy llena de sangre. Mientras, no te preocupes, y en buena onda, mejor disfruta tu niñez,
-¿Y es malo?, me dijo ya con más confianza.
– No. No es malo. Es lo más natural que le puede pasar a una mujer.
-¿Pero, por qué a los hombres no les pasa?.
-Pues… eso mismo se preguntan todas las chicas, quisieran que también nos pasara a nosotros, pero a ningún hombre le ha tocado menstruar. Cuando las chicas menstrúan a veces les duele la cabeza o el estómago, y sobre todo cambian mucho cuando andan en esos días. Si dicen sí, es no. Si dicen no, es sí. Por eso hay veces que no entiendo a tu mamá, le dije como todo “un experto en la materia”.
Desde afuera, en el patio se escuchó la voz de mi esposa. ¡No estés confundiendo a esa niña!, me gritó enfurecida.
-Pues es la verdad, -le dije a mi pequeña a manera de susurro-. ¿Me entiendes ahora?. Tu mami anda en esos “días” y la pone de muy mal humor.
-¿Y se notan las toallas cuando se las ponen?
-Ya no. No tanto. Tienen una cinta autoadherible. Algunas prefieren no salir a nadar… o a bailar… es más… prefieren ni siquiera salir. (Y hacen bien, pensé).
-Papi… pero ¿a todas, todas, todas las mujeres les pasa?.
-A todas.
-¿A toooodas?. ¿A mis tías, mi maestra, mis abuelas?.
-A todas.
-¿Y se quita algún día?.
-Mmmmm… si cuando ya son más grandes. Se llama menopausia. Por ejemplo tus abuelas, me imagino que ya no menstrúan. Solamente que te cuento todo esto, para que cuando te pase a ti, no te vayas a asustar.
-¿Puedo cargar algunas toallas en mi mochila?.
-Aún no, ya cuando estés más grandecita.
-¡Pero si no sé cuándo me va a pasar!.
-Más delante… no sé… cuando tengas unos diez años puedes llevar contigo una toallita. No te preocupes todavía por eso.
-Papi… te digo algo. Hizo una larga pausa. -Todo eso ya lo sabía. Vi la película de Carrie-. me confió mientras se cubría las manos con sus manitas, como diciendo…. “ya lo dije”.
-¿Quueeé?. ¿Con quién la viste?.
-Mmmmm, no me acuerdo. Pero si recuerdo que se burlaban de la chica porque le salía sangre mientras se bañaba y no sabía qué era, y le aventaban toallas y tampones. Ya no era una niña. Le gritaban sus amigas de la escuela.
-¡Ay hija!, ¡ay hija!. No sabía ni que decir.
De pronto a lo lejos, su hermano gritó. ¡Hermanita!!, tráeme papel, porfa, me volvió a salir sangre de la nariz.
Con su pícara sonrisa me volteó a ver, mientras llevaba el rollo de papel a su hermano, quien se taponeaba la nariz con los dedos.
