Manuel Doblado, Guanajuato.- Lo que debería ser un ejercicio serio de análisis y debate en el Ayuntamiento de Manuel Doblado, se ha convertido en una práctica repetitiva de oposición automática por parte de los regidores del PAN, quienes votan en contra sistemáticamente, incluso cuando las propuestas coinciden con sus propias posturas o beneficios para la ciudadanía, siendo Blanca Saavedra un claro ejemplo.
Uno de los casos más evidentes ocurrió en la pasada sesión, cuando la regidora panista votó en contra de un dictamen que rechazaba la concesión del servicio de alumbrado público. Paradójicamente, ella misma ha reiterado de manera pública su oposición a que ese servicio sea concesionado, pero al parecer, la consigna partidista de llevar la contraria fue más fuerte que el razonamiento lógico.
La regidora, incluso, leyó un documento claramente preparado con antelación, justificando su voto y argumentando que: “por respeto a los ciudadanos, su voto era en contra de la concesión del servicio de alumbrado público”, sin darse cuenta de que estaba rechazando un dictamen que coincidía con lo que defiende.
Este no ha sido un hecho aislado. En diversas transmisiones públicas de las sesiones de Cabildo, se ha observado a Blanca Saavedra leyendo textos que ya lleva redactados para explicar votos en contra, sin importar el tema o el contenido del punto a tratar. La impresión que se ha generado entre la ciudadanía es clara: ya llevan el “no” escrito desde antes de saber de qué se trata la discusión.
Esta forma de actuar ha debilitado el papel de la oposición dentro del Ayuntamiento, pues ha pasado de ser un contrapeso responsable a una figura meramente obstructiva, sin análisis de fondo, ni propuestas concretas.
Además, persiste la duda sobre el cumplimiento de la regidora en su otro cargo como docente de primaria, ya que asiste a las sesiones del Ayuntamiento en horario escolar.
¿Están enteradas las autoridades educativas del estado de estas constantes ausencias del aula?, ¿o simplemente el PAN en Manuel Doblado decidió que basta con decir “no” a todo, sin leer, sin escuchar, y sin rendir cuentas ni en el Cabildo ni en la escuela?
