Turismo

Lugar donde se ve la Luna, Irapuato

En Irapuato, la vida es sencilla, comer un elote, una cebadina, unas fresas con crema, un raspado o simplemente caminar por su centro histórico tiene una sensación de libertad plagada de la esencia de sus pobladores.

A diferencia de otros municipios con playas, bosques o vestigios, Irapuato es un municipio que se distingue por su hospitalidad, por sus restaurantes, por sus hoteles, por cada rincón para tomar un buen café, un pan o bien unos deliciosos tacos.

“Vamos a la barda y yo me pregunte qué es eso” dijo un sacerdote en la misa dominical, pues no era de Irapuato y aquí decir vamos a una barda es sinónimo de un espacio abierto para fiestas, donde ese tipo de palabras lo hacen único.

Los domingos usualmente las familias se desprenden de su vida laboral y algunos, visitan el Zoológico de Irapuato, donde uno de sus principales atractivos, son los leones, jirafas y sus espacios verdes para recorrerlos caminando.

O bien el Parque Irekua, que comparte renta de bicicletas, subirse a la tirolesa, un gran bosque y llevar comida para compartir, mientras los niños se divierten en sus juegos, también forma parte del recorrido semanal.

Pero ahí no para la visita en Irapuato, porque las fresas con chantillí, con rompope o bien solitas, son una delicia que te hacen pedirlas con otro sabor.

La gastronomía aunque es parecida a otros lugares, el sazón y el sabor es único, desde tacos de hígado, pastor, lengua, quesadillas, huaraches, pozole, atole de guayaba, un esquite, duros con cueritos, papas fritas de esas que hay frente a la catedral son un manjar para disfrutarse solos o acompañados.

Entre el acervo cultural, el Museo de la Ciudad, es un recinto único en su tipo, que es gratuito y que entre sus salas se encuentra una exposición de armas, de carruajes, de pintura que van acompañadas de un espacio que tiene el mito de haber sido una Casa de Inquisición, es decir, ahí castigan a personas e inclusive las mataban.

La presidencia municipal, es un lugar espectacular, con uno de los patios de edificios antiguos más grandes de México, pero si hablar de Irapuato no es suficiente, las plazas comerciales, cines, bares, pista de hielo, boliche o el campo de golf, sueñan a imaginar en una ciudad que lo tiene todo.

Sabías que… En la canción de Caminos de Guanajuato, el cantautor José Alfredo Jiménez, decidió no poner el nombre de Irapuato en la letra, porque la persona que había asesinado a su hermano en Salamanca, era de Irapuato.

Uno de los dichos más populares de la ciudad sobre su descripción es:

“Irapuato: torres mochas, calles chuecas, mujeres locas y hombres sin palabra”.

  • En la plaza Juan Álvarez se puede observar un reloj de sol realizado en cantera gris, que forma parte de la historia y atractivo de Irapuato.
  • La catedral de Irapuato estilo barroco de 1631
  • La Fuente Florentina o Fuente de los delfines fue regalo del Emperador Maximiliano de Habsburgo con figuras de delfines de bronce y la puedes ver en la plaza Madero.
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