¿Y los niños a quiénes les importan? Esa es una pregunta tan sencilla y tan compleja a la vez, pues todos o una gran parte de la población dice estar apurada, preocupada y hasta molesta por lo que les rodea en relación un maltrato a los niños, sin embargo pocos se acuerdan que fueron niños y que se niños tenían sueños.
Hace unos días afuera de varios “antros” niños pequeños vendiendo flores, apurados por vender flores a las personas que iban saliendo y que con indiferencia no les compraban, los miraban hacía abajo como si fuera una plaga, una plaga de “apestados”, pero se les olvido a ese grupo de jóvenes que hace poco menos de 10 años algunos más o menos, también eran niños, se les olvido que en esa etapa era el momento de crear, imaginar, soñar y divertirse y no trabajar en la madrugada.
Algunos dirán y porque no hiciste nada, otros culparán al DIF, al alcalde, a algún funcionario, pero no se trata de una culpa de gobierno, no se trata de un ente que se fiscalice se trata de la pérdida de la memoria de ser niño y de no ayudar a nadie, de volverte igual que a esos que tanto críticas, a esos que tanto señalas, a esos que tanto mencionas cuando hay un problema, es decir, al gobierno y tú o yo qué hacemos, no se vale decir que con un taco los apoye se trata de regresar a la infancia y voltear a ver todos esos recuerdos que viviste, por qué no darles ese espacio a los niños que están en la calles y no pedir que se los lleven a un albergue u otro espacio, cuál espacio, ese lugar para comer, aprender, soñar y soñar mucho y no soñar en ser un “nerd” que sólo piensa en el antro, en la fiesta, en que el gobierno tiene la culpa, sino en esa persona apegada a creer que se puede.
Esta columna va dedicada a los niños que siguen soñando y a aquellos adultos que se olvidaron que fueron niños y que ahora van al mundo con desprecio, desconociendo que posiblemente en un futuro van a querer a ser niños.
El Columpio
