“La próxima vez que hablen con alguien que niegue la existencia del cambio climático, díganle que haga un viaje a Venus. Yo me haré cargo de los gastos”, afirmó el físico británico, Stephen Hawking en tono irónico, en el segundo episodio de su documental “Stephen Hawking’s favorite places”.
Esto para recalcar los pronósticos fatales que ha hecho desde hace unos años: el mundo morirá en 200 o 500 años. El físico británico ha calculado la fecha, pero aún no el cómo: en varias oportunidades se ha referido científicamente a bolas de fuego, muerte de la raza humana por Inteligencia Artificial, guerras nucleares, cambio climático y agotamiento de la Tierra, por lo que tendríamos que buscar un nuevo planeta.
Para ilustrar lo que podría ocurrirle a la Tierra, Hawking explica: “En muchos aspectos, la Tierra y Venus son como parientes cercanos. Venus tiene casi el mismo tamaño que la Tierra y está solo un poco más cerca del Sol. También tiene atmósfera”.
Pero Venus tiene una presión atmosférica 90 veces más alta que la de nuestro planeta y una temperatura de 200 °C, según apuntó. Hawking afirma que el actual estado de Venus es el resultado de lo que sucede cuando los gases de efecto invernadero están fuera de control.
Ante la inminencia de la muerte del planeta, según Hwakings, propuso dirigir la mirada hacia Alfa Centauri, el sistema estelar más cercana al Sol, ubicado a unos 4,37 años luz o 41,3 billones de kilómetros del planeta azul.
A partir de esto, Hawking pidió financiar el proyecto Breakthrough Starshot, del que hace parte, que consiste en elaborar una sonda en la que viaje una nanonave casi alcanzando la velocidad de la luz.
Este sistema “podría hacer un viaje entre la Tierra y Marte en menos de una hora y llegar a Alfa Centauri en un poco más de 20 años”, manifestó Hawking. Si todo sale como lo esperado, para la mitad de este siglo ya podrían existir muestras del planeta que alcanzó en dicho sistema estelar.