La peor pandemia después del COVID, al parecer son las redes sociales, que estarían acabando con la interacción física, estarían generando problemas de salud mental, cognitiva, es decir, hay poco que pensar y mucho que ver.
La realidad de la generación continua de contenido, ya generó tantos problemas que en lugar de dar los buenos días, lo primero es ver el celular; ir al baño es tan comun con el celular que algunas o muchas personas se la pasan ahí por horas.
La otra realidad es la de los “niños sociales”, que terminaron de jugar en las calles, todo por temor a salir, derivado de un pánico de tanta información o mala información que ha propiciado que los papás tengan tanto miedo de que salgan, que prefieren que se entretengan en el celular.
Lo real es que la pandemia acabo con miles de personas que se contagiaron de un virus y que aisló a mucha gente, pero que al terminar ese aislamiento ha continuado, pero de manera en la que “todos” los que traen un celular se han refugiado en las redes sin que logren captar que tanto contenido podría desencadenar un daño irreversible.
Y para qué conocer tanto, de qué te sirve ver tanto, sino no se llega apreciar lo básico como una comida en familia sin celular, una buena película acompañado o bien simplemente la tranquilidad de estar presente contigo mismo, sin otros factores que puedan perturbar la mente.
