La OSUG estrenan obras en el Festival Internacional “Callejón del ruido”

La orquesta presentó cuatro composiciones de autores nacionales e internacionales, en una gala que combinó estrenos mundiales y repertorio clásico

Guanajuato, Gto.- La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) se sumó a la vigésima edición del Festival Internacional “Callejón del ruido”, esto en compañía del prestigioso director invitado Ludwig Carrasco, titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de México, y con el estreno de cuatro obras compuestas por Roberto Morales Manzanares (fundador de dicho festival en 1994), Francisco García Ledesma, Manuel de Elías y Béla Bartók.

El maestro Carrasco es un activo promotor de la música contemporánea. Como en esta ocasión, ha dirigido el estreno mundial de más de 170 obras e interpretado 110 estrenos nacionales. Su formación desde la niñez, en Morelia, Michoacán, lo ha llevado a más de 32 países, donde ha cultivado un repertorio sinfónico, escénico y multidisciplinario.

Como violinista, director y compositor, ha colaborado con importantes orquestas y solistas, así como en proyectos televisivos y radiofónicos, trabajo que, junto con su talento, lo ha hecho merecedor de prestigiosos premios y distinciones en México y el mundo.

La gala comenzó con dos estrenos mundiales. Primero, Nostalgia de lo intangible (2025), de Roberto Morales Manzanares (proyecto impulsado por el Sistema Nacional de Creadores 2022-2025), donde aborda los tópicos del tiempo y lo irrecuperable, con una participación destacada de la flauta y el piano. “Recordar un lugar en la música que ya no existe”, señaló el propio autor al respecto de la obra.

A lo largo de su trayectoria, se ha calificado a Morales-Manzanares como un músico curioso, explorador e hiperactivo que mezcla los conocimientos de la música tradicional con las herramientas modernas y cibernéticas, por ejemplo, generadores sonoros electrónicos, interdisciplinarios y multimedia. Incluso, el compositor es creador de un software asistente de composición, orientado a la aplicación de reglas con análisis probabilístico y resultados aleatorios.

Luego llegó el turno para Sinfonía Núm. 1 (2023), del guanajuatense Francisco García Ledesma, motivada en cinco ideales propios del compositor: la vida, la esperanza, la fraternidad, el amor y la muerte, a través de acordes estructurales precisos donde el tempo y el movimiento varían en su velocidad y ritmo para regresar posteriormente. En la orquesta, destacan los instrumentos de percusión básicos, a los que se añade un piano.

Los tres momentos de esta obra son contrastantes con un lenguaje modal contemporáneo y una escritura musical tradicional. En esto último, se puede apreciar la influencia de los músicos mexicanos José Pablo Moncayo, Silvestre Revueltas, Salvador Contreras y Carlos Chávez.

Después del intermedio, el público disfrutó dos estrenos en el estado, comenzando por la Sonante Núm. 9 (1978), del mexicano Manuel de Elías, en cuya obra, particularmente en sus 12 “sonantes”, impera la atención al sonido como materia prima y vértice de todo trabajo de creación musical, variando la dotación instrumental en cada una.

En esta pieza, destacan la viola, el fagot, el oboe, el clarinete, el bombo y el timbal. La combinación de una estructura seccional marcada por las pausas y los silencios, el drama interno de las combinaciones sonoras, los contrastes dinámicos y de estado de ánimo permiten concebirla como un breve y compacto concierto.

Por último, la audiencia apreció la suite de El mandarín milagroso, pantomima Op. 19 (1918-1919), del húngaro Béla Bartók, obra expresionista inspirada en el cuento “A csodálatos mandarin” (1916), de Menyhért Lengyel, considerada, en su origen, una pantomima grotesca y destinada al entretenimiento de la clase baja.

El argumento parte con tres ladrones quienes, en una casa deplorable, atraen a víctimas gracias a la seducción cómplice de una bella mujer. Uno de los transeúntes es un mandarín (regente chino de alta estima ética, guardián del sanscrito y las tradiciones religiosas), quien la rechaza inicialmente, mas ella se empeña en una danza sensual que logra despertar el deseo masculino. Cuando intenta abrazarla y los malhechores lo atacan, el mandarín sobrevive ileso con una pasión más intensa. Finalmente, la mujer cede y se funde con él en un abrazo hasta satisfacerlo; después, sus heridas sangran y muere.

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Periódico Notus
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