Guanajuato, Gto.- Belinda, Pepe y Ángela Aguilar, el Mariachi Divo de Juárez, Mijares y otros han sido contratados para celebrar los 200 años de Guanajuato como estado libre y soberano. En contraste, la música guanajuatense de corte histórico y popular, con raíces indígenas y virreinales, no es recordada.
La música popular
José Alfredo Jiménez, Joaquín Pardavé y María Grever encabezan una larga lista de compositores y compositoras de música popular mexicana hecha por guanajuatenses en el siglo XX, como son José Gálvez y Rubén Méndez. esto sin olvidar cantores como Jorge Negrete, Pedro Vargas, Queta Jiménez, Flor Silvestre, María de Lourdes y María del Sol. Además de la joséalfrediana “Camino de Guanajuato”, se destaca a Jesús Elizarrarás Farías (1908-2005), con “Tierra de Mis Amores”. Pueden recurrir a cantantes contemporáneos para ejecutar las creaciones de las y los compositores guanajuatenses de antaño.
Música con sustento académico
Como representantes de la expresión musical académica están la Orquesta Sinfónica de Guanajuato, la pianista Ana Cervantes y el pianista Alberto Hernández, el flautista Cuauhtémoc Trejo, la Camerata de la Nueva España, el Ensamble Los Tiempos Pasados, entre muchos otros. No tienen la popularidad de los cantantes comerciales, pero representan la creación musical de alto nivel en Guanajuato.
Huapango Arribeño
Perteneciente a un corredor musical que va de Querétaro a San Luis Potosí, el Huapango Arribeño tiene dos tipos de sones: uno es el son divino, solemne y respetuoso cuyas letras están dedicadas a un dios o santo y no se pueden bailar. También un son profano, el ritmo alegre invita a la celebración. Si bien Los Leones de la Sierra de Xichú son los más difundidos, existen grupos en Victoria, Tierra Blanca y otros municipios guanajuatenses que interpretan este tipo de música.
Juventino Rosas
El compositor santacrucense es reconocido mundialmente por su vals “Sobre las Olas”, pero no es su única obra. Además de sus valses, Juventino Rosas (1868-1894) es autor de cuatro de estas polkas: “La Cantinera”, “Ojos Negros”, “Carmela” y “Flores de México”
Los sones y jarabes
Así como Jalisco tiene su “Jarabe Tapatío” como pieza emblemática, Guanajuato tiene sones y jarabes, entre los que destacan el Son de los Barretos, El mosco, el Jarabe Gatuno y el Jarabe Guanajuatense.
El Jarabe Gatuno fue una danza mestiza del centro del país y sobrevive en Guanajuato. Es el antecesor del jarabe tapatío, se le recriminaba por la creencia de que su coreografía imitaba los movimientos y maullidos al enamoramiento de los gatos en celo. Fue una danza prohibida por el gobierno realista. Fue declarado obsceno.
El Jarabe Guanajuatense fue bailado por primera vez en 1790 en el Teatro Coliseo de la Ciudad de México y compuesto por Jesús González Rubio quien se inspiró en las distintas regiones del estado.
Danzas y bailes típicos de Guanajuato
La más popular, cuyo origen y desarrollo se ubica entre Romita y Silao, es la Danza del Torito, quizá una de las más representativas entre todas las danzas y bailes típicos de Guanajuato. Este baile llegó al municipio León a mediados del siglo XIX y está también profundamente arraigado en comunidades del municipio de Guanajuato. Es una representación con personajes como el caballito, la borracha, la Maringuea, El Moco, el Diablo, el viejo y la Muerte, que intentan derribar al personaje principal, el Torito. La música que la acompaña se ejecuta con tambor y flauta, muy a la manera de los tunditos, dueto tradicional otomí característico de Tierra Blanca y y Doctor Mora y que también es parte de la cultura popular indígena guanajuatense.
Si bien la Danza de Los Concheros es más característica de la cultura otomí de Hidalgo y Querétaro, en Guanajuato tiene un arraigo centenario. El instrumento principal de la música que acompaña este baile, la mandolina, está elaborado con conchas de armadillo. La versión original de esta manifestación indígena prehispánica desapareció hace más de un siglo. En la actualidad, hay variedad y amplitud en los pasos de este baile. En cuanto a la vestimenta se asemeja al ropaje de las tribus precolombinas, incluyendo un tocado de plumas de ave muy colorido.
Guanajuato también tiene una raíz purépecha y se refleja en la Danza de los Paloteros. Se practica especialmente en los municipios de Yuriria, Moroleón y Uriangato, y también data de los tiempos indígenas. Específicamente, se cree que era parte del ritual de preparación de los tarascos (purépechas es lo correcto) para defender su territorio de las incursiones chichimecas. Su nombre se debe al elemento básico de los participantes de este baile: un palo hecho de rama de uña de gato. Este emite un sonido característico al chocar entre sí.
La Danza de los Sonajeros es representada en comunidades como Victoria de Cortazar, San Nicolás de los Agustinos y el municipio de Acámbaro, entre otros. Sin embargo, existen diferencias en la música utilizada en su ejecución. Por ejemplo, hacia el sur se interpreta con violín y tambor, mientras que en Yuriria se usa solo el violín. También, en el sur se baila con música de banda y sin el sombrero típico. Este baile se remonta a la época precolonial. Sin embargo, luego de la conquista tomó elementos del catolicismo.
En los últimos años se ha registrado un resurgimiento de las danzas chichimecas. En Misión de Chichimecas, San Luis de la Paz, existen ejecutantes de la etnia chichimeca jonaz y mestizos de Comonfort representan danza guamar.
Se han agregado a la danza de chichimecas y franceses, correspondientes a las llamadas danzas de la conquista. En general, en ellas se lleva a cabo la representación de las duras batallas entre los pueblos originarios y los conquistadores. Este baile tiene distintas versiones en los municipios donde se practica. Algunos de estos municipios son Celaya, San Miguel de Allende y San Luis de la Paz.
La Danza de los Panaderos es una expresión religiosa popularmente bailada en la fiesta de San Nicolás, el patrón de los mineros, celebrada el 14 de septiembre. La costumbre nace de una tradición en algunos municipios de Guanajuato de llevarle pan a los mineros al finalizar su jornada laboral. La danza se compone de una serie de sones bailados con una coreografía que escenifica esta tradición entre los panaderos y mineros.