Las redes sociales como detonante de la ruptura familiar y social

“Los celulares ayudan a estar conectados a los que están a distancia. Los celulares permiten a los que se conectan… mantenerse a distancia”

Lic. Psic. Andrea Julieta Herrera Saldaña.

Las redes sociales han cobrado un papel fundamental en la actualidad como arma de doble filo para el ser humano, pues simplifica algunas tareas, mientras que complica otras, además la intimidad se ha visto expuesta mediante la difusión de imágenes, mensajes, fotografías y capturas de pantalla en el amplio del mundo llamado internet.

El ser humano en constante evolución se vio en la necesidad de seguir comunicándose y encontró la manera en la tecnología, donde no solo participa como espectador pues también se sumerge en un estado de complicidad, reencuentros amorosos con ex parejas, situaciones comprometedoras con las diversas páginas que consulta, así como el contenido que se da por verídico cuando en su mayoría suele ser únicamente basura.

La convivencia familiar se ha visto debilitada de forma impresionante donde es más fácil enviar un emoticón, o un mensaje en redes sociales para saber cómo estás, que hacerlo personalmente, la tecnología ha invadido mentes, relaciones y familias, donde cada vez se encuentran más deterioradas las comunicaciones e incluso las relaciones fuera de una pantalla.

Cabe mencionar que la necesidad de socializar se ha hecho a un lado dejando como banal el contacto físico, la interacción ocular, así como las charlas presenciales dejándolo todo a un teléfono, computador, iPad;  pues incluso en reuniones sociales, o familiares está la tendencia a ignorar a quien tengo al lado por ser esclavo de la tecnología, donde cuenta más la foto que subo y los likes que obtengo que estar con un ser querido en dicha convivencia.

Menos niños se encuentran jugando en las calles, corriendo, gritando e innovando juegos que ayudaban de forma notable al desgaste de energía, fomentaban la creatividad y estimulaban las amistades y deportes, creando problemas de salud a pequeña edad como obesidad, diabetes infantil, problemas del corazón por mencionar algunos.

Una tecnología donde los adultos son esclavos de un mensaje de WhatsApp, Facebook, e incluso juegos adictivos que degradan la habilidad de pensar e interactuar con el mundo externo e incluso de atender labores cotidianas como el trabajo, el hogar, los hijos y la pareja centrándose en situaciones y personas ficticias

Padres que se dicen demasiado ocupados, mientras se encuentran atrás de un teléfono, donde se están perdiendo los mejores momentos de vida que trascurren con sus hijos y que no volverán, se han olvidado de captar su atención por captar un meme, un chiste o frase de moda en una red social, dejando nuevamente la interacción social fraccionada y de lado; ignorando lo real y dándole paso a lo imaginario

Las parejas se han disuelto, así como las familias, en la búsqueda de aventuras y reencuentros amorosos, se ha caído en la infidelidad, mensajes ocultos, borrados o eliminados por temor a ser descubiertos, además de momentos comprometedores expuestos en una red social, paginas o grupos de los cuales forman parte.

La realidad de muchas familias donde la atención se centra más en una selfie que en el verdadero sentido de convivencia con la persona, donde se le da un valor impresionante a un me encanta dejándolo como generador de confianza y entre más consiga más aceptado soy, más guapo, más sociable y por ende más cotizado.

Dejando la autoestima a los comentarios externos de personas que suelen ser completamente desconocidas y a los cuales les damos más valor y los consideramos importantes, donde los filtros se vuelven parte fundamental de la imagen física de una persona, dejando la aceptación de sus defectos a un lado.

Una sociedad liquida donde las relaciones familiares dejaron de ser frente a frente para estar a través de una pantalla, las parejas prefieren platicar a través de mensajes de texto que demostrarse su amor en persona, las largas platicas en la mesa se hicieron a un lado para convertirse en espacios vacíos, los cuentos de los abuelos pasaron a segundo término dejando abandonada nuestra historia y las anécdotas para convertirse en un espacio de redes sociales.

Las fotografías se hicieron más importantes que la convivencia familiar, el disfrutar de lo hermoso de un momento y captarlo en la memoria, para solo almacenarlo en un carrete fotográfico donde quizás solo aparezca como recuerdo el año siguiente, la búsqueda de una constante aprobación con la fotografía diaria que es subida a un estado en redes sociales como búsqueda de likes y pensando que entre más tengo más aceptado soy esa búsqueda de un vació que se cree es llenado con las redes sociales, cuando la verdadera aprobación y aceptación radica en sí mismo.

Y vamos por la vida llamado amigo al conocido de Facebook, hermano al que me mandó un mensaje de WhatsApp de buenos días, y compañero de vida a quien conocí en Tinder, Instagram o incluso twitter, volviendo liquido lo que antes era sólido y  que ahora se rompe a pedazos ante la primera confrontación cara a cara que llega a generar conflicto el mirar a los ojos y externar mi sentir cotidiano, pues al encontrarme inmerso en un mundo ideal mis expectativas crecen y lo que tengo enfrente me parece pobre, vació, escaso o incluso nada a lo que construí de forma imaginaria.

“Los celulares ayudan a estar conectados a los que están a distancia. Los celulares permiten a los que se conectan… mantenerse a distancia.” Zygmunt Bauman.

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