El Macerador, alfabetización cervecera

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“Dime qué bebes y cómo lo bebes
para decirte  quién eres”.
Abel Pérez Rojas.

Opinión.- La experiencia de percibir la pequeñez de lo que somos ante el infinito universo por conocer, se produce cada vez que descubrimos algo nuevo, y así nuestros sentidos se expanden al igual que nuestro entendimiento…

La experiencia anterior sucede con todo. Incluso con lo que erróneamente consideramos mundano.

Es el caso del boom que está ocasionando la cerveza artesanal en los paladares mexicanos y, me atrevo a decir, que en gran parte del mundo.

Al respecto conversé recientemente con Jacinto Hernández Navarro, quien conduce un programa radiofónico por Internet denominado El Macerador, denominación que hace alusión al insumo en el cual durante la producción de cerveza, las maltas se transforman en mosto .

Para quienes no estamos versados en el tema, nos parecería a simple vista que Jacinto ha llevado al extremo su afición por las cervezas, pues él ha degustado y evaluado 1017 diferentes tipos y marcas de cervezas, hasta este momento según sus registros personales, más los que ha compartido en la aplicación Untappd.

Al hablar de cerveza, Jacinto sabe muy bien lo que dice cuando sostiene que nuestros sentidos están pervertidos por lo que erróneamente hemos aprendido a través del condicionamiento, de tal manera que la labor en su programa radiofónico la ha entendido como una alfabetización cervecera.

En este punto es importante tener presente qué es la alfabetización, es el proceso por el cual las personas adquieren los elementos básicos que le permiten desempeñarse y comprender un contexto específico, a través de un sistema más o menos complejo de signos. Por ello, este proceso al cual se refiere Jacinto es muy parecido al que siguen las personas cuando aprenden a leer y escribir.

Ser un alfabetizador cervecero de otros con gusto corrompido por el condicionamiento de creer que las cosas son de una forma limitada, no es fácil. Es complicado guiar por el laberinto de los sabores, de los aromas, de los colores, de los efectos en el organismo, en fin, de las múltiples variables emergentes.

Para que tenga una idea de lo anterior le comparto unas palabras del propio Jacinto Hernández Navarro:

“Una cerveza artesanal ofrece una amplia gama de experiencias sensoriales. No hablamos sólo de saciar la sed, sino de sensaciones previas que ocupan todos los sentidos. Desde el momento de abrir una cerveza inicia un proceso donde se liberan diversos aromas almacenados en el líquido, los cuales se liberan totalmente al servirla en un vaso. En seguida es nuestra vista la que se enamora de los diversos colores que presentan. No sólo son claras y oscuras, existen desde las más claras de color pajizo, pasando por las doradas, ámbar, cobrizas, rojizas, café y finalmente las cervezas verdaderamente oscuras porque no se puede ver nada a través de ellas.

“Después, en el gusto comienza una aventura de distinguir sabores dulces de las diversas maltas y sabores amargos que aportan los diferentes tipos de lúpulos que se utilizan al producirla. Es aquí donde la experiencia multisensorial llega a su cúspide y se mantiene durante todo el tiempo en que la cerveza permanece en nuestra boca, e inclusive cuando, finalmente, terminamos de ingerir la última gota del vaso: los sabores prevalecen en nuestro paladar y esto invita a disfrutar otra cerveza, quizá de otro estilo, para estimular de otra forma a nuestros sentidos”.

¿Y usted, ya es cervecero alfabetizado?

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