Irapuato, Guanajuato.- Fernando y Daniela, pareja de baile y hermanos de sangre, han bailado juntos por más de 13 años y todo porque la abuelita los “aventó a dar clases”.
El baile siempre ha sido parte de la vida de Fernando, quien es el hermano mayor, a él desde pequeño las maestras de la escuela lo invitaban a participar en los diferentes bailables que se montaban por los festivales de la escuela a la que asistía, “baile Veracruz, norteño, hasta en taparrabos” contó el bailarín.
Para Daniela, sus comienzos en el baile, fueron con una prima que era su cómplice para imitar los pasos de las artistas famosas, “recuerdo siempre bailar con mi prima en las fiestas”. Igual que al hermano Daniela comenzó a pisar los escenarios desde el kinder. “¿Quién quiere participar en el bailable? Daniela, siempre Daniela”, recordó la bailarina.
Añadió que, en los grados quinto y sexto de primaria le tocó una maestra que no la escogía para bailar; a Daniela esto le causó mucho dolor por no poder participar en esos bailables folclóricos donde Daniela se moría de ganas por ponerse un faldón y moverlo por todas direcciones.
Cuando a Fernando le llegó la adolescencia y debido a que naturalmente se destacaba en las fiestas familiares como buen bailador, sus primas que cumplian 15 años lo invitaban a ser su chambelan, así que se volvió el bailador de 15 años oficial de la familia; un día uno de los instructores que ponía la coreografía del baile de 15 años le comentó “tú vas a ser un gran bailarín”, dijo el irapuatense.
Continuó contando que en una ocasión, siendo ya estudiante de preparatoria, un primo de Fernando le comentó que ya era tiempo de ponerse “serios” con el baile y que debían de tomar clases para mejorar sus pasos; fue ahí el principio de una aventura dancística que hasta hoy continúa.
Recordaron los hermanos que Fernando al regresar de las clases de baile tomaba a su pequeña hermana Daniela de apenas 10 años y la sometía a ser su pareja para practicar los pasos que había aprendido en la clase. Daniela gustosamente esperaba al hermano para practicar las vueltas, los pasos y todas las figuras que Fernando tenía de novedad tarde tras tarde.
Para la bailarina la época de la secundaria fue una época un poco decepcionante pues no había ya festivales donde pudiera participar y mostrar su pasos de baile, así que lo único que podía obtener era ser la pareja con la que practicaba su hermano.
Los hermanos bailarines contaron que la abuela de ambos los observaba practicar y dar piruetas por toda la casa; en una ocasión, amigas de la abuelita Chela le comentaron que estaban interesadas en tomar clases de baile y a la señora se le ocurrió decir que sus nietos eran maestros, así que organizó a nietos, amigas y familiares para dar su primera clase en la cochera de la casa.
Llegaron muchas personas ese día, amigas de la abuela Chela, primos, amigos, todas caras conocidas, “estábamos nerviosos, pero fue así como dimos la primera clase; el experimento duro aproximadamente 1 mes”, y fue así como la abuela inició a estos bailarines a dar clases de baile.
Después de esa primera experiencia al frente de un grupo, los bailarines estuvieron en varios lugares de la ciudad dando clase, hasta que llegó la oportunidad de enseñar en la Casa de la Cultura, los domingos por la mañana, donde comenzaron con tres parejas y terminaron siendo más de 50 personas, en donde el salón se volvió insuficiente para albergar a tantos alumnos.
El profesionalismo de estos bailarines no ha cesado pues durante toda su carrera han estado en constante capacitación y a la par de dar clases siguen aprendiendo nuevas técnicas y pasos.
Señalaron los hermanos bailarines que asistir a congresos ha sido un parteaguas en su carrera, pues cuando vives en lugar y la gente te reconoce puedes creer que eres el mejor bailarín, pero al asistir al primer congreso se dieron cuenta que había un mundo del baile y que requerían aprender muchas cosas más.
En dichos congresos los hermanos han tomado clases con los más célebres maestros de la danza latina de Cuba, Puerto Rico, Estados Unidos, México, Colombia, entre otros.
Es así que estos bailarines se preparan continuamente y buscan dar mejores pasos y figuras para el deleite de quien los observa y al mismo tiempo brindar ese conocimiento a sus alumnos y alumnas.