El violinista del reloj

Andrés García encontró una alternativa creativa y valiosa para sobrevivir durante los tiempos de pandemia

Irapuato, Guanajuato.- Andrés García joven de 27 años de edad, violinista que se encuentra a un costado de la Torre del Reloj turístico de Irapuato, encontró una alternativa creativa y valiosa para sobrevivir durante los tiempos de pandemia.

La crisis económica sufrida a causa de la pandemia le causo no solo a él sino también a muchas personas en todo el mundo, donde se vieron obligados a emprender y buscar nuevas oportunidades laborales para tener un sustento económico; para los artistas callejeros no fue fácil pues su capacidad para actuar en público y ganarse la vida, fue reducida debido a que la gente se encontraba en sus hogares.

En lugar de quedarse sin opciones, Andrés García “violinista” decidió aprovechar su habilidad musical y su pasión por el violín para enfrentar la situación de frente; descubrió un refugio en la música callejera, donde se instaló para compartir su talento con los transeúntes.

Andrés mencionó que la música se convirtió en una fuente crucial de ingresos durante estos tiempos difíciles. Gracias a su dedicación y práctica constante, dijo que ha logrado mejorar significativamente su habilidad como violinista.

La dedicación al arte y la pasión por tocar su instrumento dijo que lo impulsaron a perfeccionar su técnica y el dinero que obtiene de sus presentaciones callejeras no solo lo ayuda a sobrevivir, sino que también lo reinvierte en su arte.

Comprando mejores instrumentos que le permitan brindar un espectáculo de mayor calidad y seguir cautivando a quienes pasan por su lugar de presentación. Esta actitud de mejora continua y la búsqueda de excelencia en su música demuestran su compromiso genuino con su arte y su audiencia.

Andrés reconoció que su camino no ha sido fácil y que ha enfrentado desafíos a lo largo de su viaje musical. Sin embargo, su enfoque es “sobre la marcha y poco a poco”, lo que significa que está dispuesto a avanzar paso a paso, enfrentando los obstáculos a medida que surgen.

Una de las recompensas más gratificantes para Andrés es el apoyo y el reconocimiento que ha recibido de las personas que se detienen a escuchar su música. Las palabras de aliento y los elogios por su talento son un estímulo poderoso para él, y le dan la motivación necesaria para seguir adelante en su búsqueda artística.

Además, Andrés muestra una disposición para aprender y adaptarse. Ya que está dispuesto a aprender nuevas canciones en tan solo una semana si alguien le hace una solicitud específica.

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